En Morillas (Álava) nos encontramos con un palacio barroco del siglo XI.
Poco se sabe de los orígenes de este palacio, aunque sí se ha convertido en un lugar históricamente importante pues en este palacio se alojó el duque de Wellington en 1813 antes de la batalla de Vitoria para enfrentarse a los franceses.
A lo largo del tiempo el palacio
ha ido pasando de unas manos a otras. Actualmente, el palacio pertenece a una
familia que asegura que todos sus miembros han visto a una extraña mujer, una dama de blanco, que
aparece por las noches en algunas ventanas de la casa. Todos confirman que esta
aparición siempre tiene lugar cuando acuden a habitaciones en las que han
podido escuchar ruidos.
Según se cuenta, se trata de la
esposa de un comerciante que tras la muerte de su marido, cayó en una
importante pobreza y, al no poder sobrellevar la situación, se suicidó en el
río que hay junto a la casa. Aunque hay quien dice que no se suicidó, sino que
la asesinaron.
Al parecer, inicialmente los
ruidos y apariciones tenían lugar únicamente en una especie de pasadizo que
comunicaba el sótano con el exterior y que, para que estos sucesos se
detuviesen decidieron tapiar dicho pasadizo. No obstante, esto no detuvo los
sucesos sino que estos se extrapolaron al resto de la casa.
Debido a los ruidos que desde
fuera de la casa se han podido escuchar, hay quien asegura que se trata de duendes, por lo que
en la zona al palacio se le llama como el “Palacio duende” o “palacio de los
duendes”.
Así mismo, otros testigos
habitantes del pueblo cuentan que en alguna ocasión han visto a una mujer
vestida de blanco paseando junto al río que rodea el palacio, e incluso
cruzando su puente. Es por ello, que se conoce a esta aparición como la Dama Blanca del palacio de Morillas.
Es por ello el palacio de
Morillas un lugar realmente enigmático.