martes, 24 de agosto de 2021

EL EXORCISMO DEL ALBAICÍN

Encarnación Guardia Moreno fue una mujer que nació en Granada y que vivió en el barrio del Albaicín.



En el año 1981 la mujer decidió marcharse a Francia para buscar trabajo, donde estuvo ejerciendo como asistenta en un hotel. Allí, la mujer conoció a un hombre que también trabajaba en el hotel y con el que tuvo un romance. Este hombre le enseñó a Encarnación distintos rituales relacionados con la santería y la llevaba a misas negras. En una de esas misas la mujer asegura que quedó embarazada del propio diablo, lo que despertó su preocupación.

En 1989 tras haber pasado 8 años en Francia, decidió regresar a Granada. Debido al espíritu sumamente religioso de su familia decidió guardar silencio sobre su embarazo, ya que no quería que su familia la juzgase.

En ese tiempo, concretamente en 1990, uno de sus tíos alega que en su casa se están produciendo distintos fenómenos paranormales. El hombre alegaba que al sentarse en su butaca podía sentir que alguien se sentaba con él. Con el tiempo los fenómenos fueron cobrando mayor intensidad, por lo que la familia llamó a distintos curanderos que pudiesen solucionar el asunto. Una curandera descubrió que se trataba de José Guardia Alonso, hijo de aquel hombre (y primo, por tanto, de Encarnación). El joven había fallecido en 1985 por culpa de la leucemia y su espíritu permanecía en aquella casa. Por aquel motivo, la curandera optó por dar la vuelta a todas las fotos del joven y quemar su ropa. Pero aquello no funcionó, de modo que la familia contactó con otro curandero: Mariano Vallejo Fuentes, más conocido en el barrio como “El Pastelero”.


Durante el ritual, en el que toda la familia estaba presente, Encarnación entró en trance y de su boca salió la voz de su primo, quien les pidió dejar el luto y realizar una comida que habían prometido hacer si él se curaba. Sólo de aquella forma, el espíritu del chico descansaría en paz. Por ese motivo, la familia salió de la casa, a excepción de Encarnación que se quedó a solas con el curandero para hablarle sobre su embarazo, por lo que el curandero decidió realizar un exorcismo durante la noche, en el que también participaron Enriqueta e Isabel Guardia, primas de Encarnación, y Josefa Fajardo, una sobrina.

Durante la noche, los allí presentes, incluida Encarnación, comenzaron a realizar rezos para atraer el bien y alejar el mal. Durante la madrugada comenzó el brutal exorcismo. Para empezar, hicieron que Encarnación bebiese un vaso tras otro de un brebaje compuesto por agua caliente, sal, zumo de naranja, aceite, vinagre y pimienta. La mujer no fue capaz de tolerar aquel brebaje, por lo que comenzó a vomitar. Aun así, siguieron obligando a la mujer a beber.

Durante la noche, la mujer tuvo episodios en los que gritaba, convulsionaba, se retorcía adoptando posiciones difíciles y su rostro mostraba muecas de auténtico odio. Además, comenzó a hablar con voz gutural alegando no poder derrotarla por tratarse de la mujer de Lucifer.

Empeñada en extraer la semilla del demonio de su interior, Josefa calentó una aguja en el fuego y la introdujo en la entrepierna de Encarnación sin ningún resultado, por lo que decidió introducir la mano tanto por la vagina como por el recto de la mujer, realizando importantes daños hasta encontrar lo que ella creyó que se trataba del feto, extrayendo lo que en verdad era un trozo de intestino.

Tras aquel desagradable y brutal exorcismo, un familiar llegó a la casa encontrándose con las tres mujeres y al curandero rodeando el cuerpo amoratado de Encarnación sobre un charco de sangre, por lo que llamó a la ambulancia y a la policía. Encarnación falleció a causa de tal brutal ritual teniendo 36 años. Las participes en el exorcismo fueron detenidos y condenados a cinco años de prisión.


Pero el suceso no terminó con el fallecimiento de la mujer ya que cuando los forenses trataron de tomar fotos del cadáver en la morgue, sólo obtenían imágenes borrosas o veladas a pesar de usar distintas cámaras fotográficas. Pensaron que se debía a la mala iluminación de la morgue, pero siempre fue un misterio por qué no pudieron tomar fotografías claras de aquel cuerpo cuando no habían tenido aquel problema con anterioridad.

Actualmente, el caso sigue siendo muy conocido entre los vecinos del Albaicín, aunque evitan hablar de ello, convirtiéndose en un tema tabú.

viernes, 13 de agosto de 2021

EL FARO DE CABO MAYOR

Ubicado en el atalayón de Cabo Mayor y encabezando la bahía de Santander se encuentra el Faro de Cabo Mayor. Una importante construcción marítima que se encendió por primera vez la noche del 15 de agosto de 1839.


Este faro supuso un importante avance en la ciudad, ya que anteriormente desde tierra se comunicaban con los barcos empleando banderas durante el día y fogatas durante la noche. Con la construcción del barco, la ciudad de Santander se modernizó.

Desgraciadamente, este lugar fue testigo de la tragedia cuando su entorno se vio sacudido por la Guerra Civil. Como era habitual en esta contienda, ambos bandos cometían atrocidades sobre los civiles. En esta ocasión, miembros del bando republicano apresaron a varias personas, entre ellos un grupo de monjes de la abadía de Santa María de Viaceli, y los arrojaron cruelmente a los acantilados situados a los pies del faro, acabando con sus vidas. Durante el Franquismo, como forma de recordar el suceso, se levantó una Cruz de los Caídos junto al faro.


Con el paso de los años, comenzaron a surgir rumores de que junto al faro se pueden escuchar gritos y quejidos que se confunden con el sonido de las olas golpeando insistentemente el acantilado. Es por ello que muchos se han acercado al lugar para investigar. La realización de psicofonías no es del todo viable por el excesivo ruido ambiental, pero sí se han podido sentir descensos de temperatura, sensación de ser observado e incluso bruscos cambios en la batería de los móviles o las grabadoras.

Uno de los investigadores que decidió investigar este intrigante lugar es Jonathan Valle, que busca fenómenos paranormales y los graba en su canal “In Search of Ghosts”.


No queda del todo claro si los sonidos que se pueden captar en el lugar son simplemente del mar o si realmente la trágica muerte de aquellas personas ancló sus almas a aquel faro.