En Torrejón de Ardoz (Madrid) se encuentra
una importante Base Aérea construida en 1953 y que, tras los pactos del mismo
año entre Estados Unidos y España, albergó bombarderos de la Fuerza Aérea de
Estados Unidos. El complejo militar contaba con viviendas y un hospital,
dotando a los habitantes de comodidad para poder vivir allí. No obstante, en
1987, tras la fuerte presión política contra la presencia estadounidense en
España, se renegociaron los acuerdos. Con la entrada de España en la OTAN en
1986, la presencia militar estadounidense en dicha base aérea se redujo
notablemente.
En 1991, un soldado raso llamado Kurt
Nelson, de origen estadounidense, y que contaba con 19 años de edad, se sucedió
arrojándose desde lo alto de una grúa, practicándose su autopsia en el hospital
de la base aérea.
A raíz de este y otros sucesos, la base
militar ha sido objeto de fenómenos paranormales. Según contó un testigo en el
programa de radio “Milenio 3”, en 1998 fue destinado a Torrejón de Ardoz para
prestar servicio militar. Al poco de llegar, comenzó a escuchar rumores por
parte de sus compañeros sobre extraños sucesos que ocurrían en el antiguo
hospital, que se encuentra abandonado: ascensores que se movían de una a otra
planta, luces que se encendían solas, sombras recorriendo los pasillos, y una
presencia en la morgue, que atribuyen al militar estadounidense fallecido.
Atraído por los rumores, el testigo,
acompañado por otros compañeros que también sentían gran curiosidad por saber
si los rumores eran ciertos o una simple broma, entraron en el antiguo
hospital. Según cuenta el militar, iban por un pasillo oscuro cuando un extraña
luz se cruzó en su camino asustándolos, por lo que se separaron. El militar que
relató su experiencia, explicó en el programa de radio que llegó a uno de los
ascensores cuya puerta estaba abierta, lo que le causó más pánico aún,
desorientándose por el edificio hasta que, finalmente, volvió a toparse con sus
compañeros. Al estar juntos de nuevo, volvieron a armarse de valor y se
dirigieron a la morgue, donde asegura que vieron una extraña silueta en una de
las camillas, por lo que huyeron del edificio sin atreverse a volver a entrar.
Otro trágico suceso le ocurrió a una
pareja de militares que patrullaban por la base aérea, recorriendo todo el
perímetro. Al pasar por el hospital, vieron unas luces encendidas en la planta
baja. Extrañados porque el edificio no contaba con suministro eléctrico tras su
abandono, entraron para comprobar si había algún intruso pero, sintiendo una
gran tensión dentro del edificio. Al no encontrar a nadie apagaron la luz y
regresaron a su puesto patrullando la base militar.
Varios días más tarde, la pareja de
militares volvió a patrullar la zona, acompañados en esa ocasión por un pastor
alemán. Al pasar por delante del edificio abandonado vieron que, para su
sorpresa, en esa ocasión estaba encendida una luz del segundo piso, por lo que
entraron inmediatamente. Los problemas empezaron cuando el perro ponía
resistencia para avanzar por el edificio, por lo que el militar que lo llevaba,
se quedó rezagado respecto a su compañero, cuando pasaba por delante de los
ascensores. En ese momento, uno de los ascensores se abrió. El militar que
cuenta lo sucedido, no sabe qué vio su compañero, pero tanto él como el perro
se quedaron paralizados mirando el interior del ascensor antes de salir
despavoridos del hospital. Tras el suceso, dicho militar se volvió bastante
desconfiado y siempre se ponía en alerta ante cualquier ruido.
Desgraciadamente, tres meses después del incidente en el hospital, el militar
se suicidó.
Estos testimonios han convertido la Base
Aérea de Torrejón de Ardoz en un lugar que ha despertado gran interés pero que,
debido a su naturaleza militar, es imposible investigar.