En la provincia de Ciudad Real se encuentra Daimiel, una localidad de unos 17770 habitantes bien conocida por el humedal del parque nacional de las Tablas de Daimiel. Pero también es conocido como “el pueblo de las brujas”.
Al parecer, quizás por su ubicación cerca de las Tablas de Daimiel, o encontrarse en la zona volcánica del Campo de Calatrava, Daimiel ha sido un pueblo en el que han vivido una gran cantidad de mujeres consideradas brujas que han pasado sus conocimientos de generación en generación. Mujeres que utilizaban amuletos y talismanes tales como ramas de romero para mantener alejados a los malos espíritus y que buscaban más el beneficio de sus vecinos que sembrar el infortunio entre ellos, aunque siempre de forma incomprendida para los ojos más temerosos.
Varias
son las brujas que, por sus actos, han alcanzado la fama y cuyos nombres han
llegado hasta nuestros días, tal y como se recoge en el libro “Daimiel, pueblo
de brujas”, escrito por Belén Garzás y Javier González Gallego.
Entre las distintas brujas que se nombran, podemos destacar a las siguientes:
-Juana
Ruiz: Fue una anciana que durante la primera mitad del siglo XVI a la que todos
los vecinos evitaban pues tenía muy mala fama. Al parecer, distintos testigos
la vieron acudir desnuda o poco vestida al cementerio donde robaba huesos de
los difuntos para realizar sus hechizos. También era divisada acudiendo en su
escoba a participar en diversos aquelarres. Además, había quien pensaba que
esta mujer era la culpable de la muerte de varios vecinos de la localidad,
especialmente niños pequeños y mujeres que acababan de dar a luz. También tenía
como afición enfrentar a unos vecinos con otros por diversión.
-Isabel
de la Higuera: Vivió en el siglo XVI y fue acusada de herejía y embaucadora. De
ella se decía que tenía el poder de la divinación pues hacía trato con demonios
para que le revelasen secretos e información. Se cuenta que cuando invocaba a
los demonios les echaba almendras y, mientras las criaturas comían, ella les
hacía preguntas que ellos encantados respondían. Pero, a diferencia de lo que
podían hacer otras brujas, esta mujer buscaba eliminar los maleficios tales
como amarres o males de ojo usando sus habilidades de hechicera.
-María
de Lao: Se trataba de una joven sirvienta del siglo XVII residente en Malagón
que había acudido a Daimiel para aprender brujerías. Esta joven fardaba de ser
capaz de invocar al demonio para conseguir favores como, por ejemplo, que los
hombres se enamorasen de ella. En una ocasión, al parecer llegó a envenenar a
un hombre apiadándose de su sufrimiento. Pero esta no fue su única víctima pues
fue acusada de matar a varias personas.
-Ana
Díaz: Esta mujer, natural de Villarrubia de los Ojos, se trasladó a Daimiel
aproximadamente en el año 1625 donde se unió a un grupo de brujas que re
reunían para realizar conjuros y aquelarres. Esta mujer era buen conocida por
conseguir que los amantes regresasen al lado de las mujeres a las que habían
abandonado. Pero también se dedicaba a realizar curaciones, tal y como
declararon algunas testigos ante el tribunal de la Inquisición.
Aunque
estas parecen ser algunas de las brujas más importantes que han residido en
Daimiel, distintas generaciones de brujas han recorrido sus calles y habitado
en sus casas de estilo manchego hasta llegar a nuestros días pues Daimiel sigue
siendo pueblo de brujas y son muchos los que se desplazan hasta esta localidad
para solicitar sus servicios tales como eliminar el mal de ojo o pedir algún
tipo de amuleto para eliminar la mala suerte.
Debido
a la importancia que las brujas han obtenido en esta localidad, es posible ver
algunas referencias a estas hechiceras como monumentos. Además, desde hace unos
años el ayuntamiento de Daimiel organiza las jornadas de las brujas donde rememora toda la leyenda entorno
a las brujas de Daimiel.