martes, 17 de enero de 2023

LOS FANTASMAS DE LA “CASA CUNA” DE CÁDIZ

En el barrio de San Severiano de Cádiz se fundó un orfanato dirigido por monjas, concretamente en la calle Doctor Tolosa Latour. Dicho orfanato acogía a niños huérfanos, de relaciones ilegítimas o de familias que carecían de recursos. Debido a su uso, este edificio recibió el nombre de “Casa Cuna”.


Rápidamente se extendió el rumor que indicaba que debido a la educación tan excesivamente estricta dentro de aquellos muros, muchos de los internos intentaban quitarse la vida lanzándose al exterior desde las ventanas.

Sean ciertos o no estos rumores, muchos niños con distintos trasfondos familiares crecieron allí sin sospechar que serían testigos de una horrible tragedia que tuvo lugar la noche del 18 de agosto de 1947. Debido a las altas temperaturas que se alcanzó ese día, explotaron cientos de minas submarinas de la Segunda Guerra Mundial supuestamente desactivadas que se almacenaban en un polvorín situado en este barrio. La explosión fue de tal magnitud que lo único que quedó en pie de la Casa Cuna fueron los paredones principales.


Se contabilizaron 150 muertos y 5000 heridos, pero la realidad es que las cifras fueron superiores, pues se trató de ocultar la noticia para evitar que cundiese el pánico y para evitar que hubiese algún tipo de represalia contra los encargados de almacenar aquellos explosivos en aquel polvorín. Entre las víctimas que no se contaron se encuentran los niños y las monjas de la Casa Cuna.

Las ruinas del edificio quedaron en pie hasta que en 1956 se ordenó la construcción de un nuevo edificio que albergaría un colegio femenino donde las alumnas permanecían internas. Pero los problemas no tardaron en aparecer pues las estudiantes comenzaron a hablar de las extrañas situaciones que vivían por las noches: ruidos siniestros, objetos que cambiaban de lugar, sombras de niños que recorrían los pasillos de madrugada, puertas y ventanas que se abrían y cierran solas, pero lo que más les aterraba era la fantasmal presencia de una monja. Durante aquellos años, muchos grupos de alumnas realizaron sesiones de espiritismo que estuvieron acompañadas de voces y llantos de niños.

Los rumores de los fantasmas que habitaban en el edificio continuaron hasta que quedó abandonado a principios de la década de los 90. Tras ello, una pequeña parte del inmueble se utilizó como sede de la emisora de Radio Juventud y, más tarde, como sede de Radio Onda Litoral. Debido al nuevo uso del edificio, se contrató a personal de seguridad que vigilaba el edificio tanto de día como de noche. Estos empleados fueron testigos de los mismos sucesos que las alumnas del colegio femenino, que aumentaron en intensidad con el tiempo, tales como escuchar carreras, risas, gritos y llegar a ver a un par de niños con ropa de otra época cruzar un pasillo.

Actualmente, el edificio alberga la oficina del INEM. Aunque durante un tiempo se trató de ocultar los posibles fenómenos paranormales, estos rumores volvieron a salir a la luz gracias al testimonio de las empleadas del servicio de limpieza, que reiteran lo vivido por los miembros del servicio de seguridad.

La Casa Cuna sigue siendo un lugar con muchos misterios por descubrir.

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