lunes, 5 de junio de 2023

LOS FANTASMAS DE LA CÁRCEL DE LA “RANILLA”

En Sevilla se construyó en 1887 una prisión para sustituir a la cárcel del Pópulo, siendo inaugurada el 15 de mayo de 1933. Su nombre lo recibió del arroyo Ranilla, que en aquella época corría por la zona antes de ser desviado.


Esta prisión albergó a distintos presos durante la II República, aunque alcanzó su máxima actividad, sobrepasando su capacidad, durante y tras la Guerra Civil, pues una gran cantidad de presos políticos que se encontraban hacinados en las celdas y en malas condiciones. Además, se cometieron todo tipo de vejaciones contra los recursos a los que se torturaba, bien buscando información, bien por sadismo. Además, las deplorables condiciones en las que convivían los presos provocaron la extensión de todo tipo de enfermedades como tifus o plagas de piojos. 


Y, por si fuese insuficiente, los presos realizaban trabajos forzados, siendo usados como mano de obra en la construcción de un canal que terminó recibiendo el nombre de “Canal de los Presos”.



Durante el final de la dictadura, y tras ella, la cárcel recuperó la normalidad, aunque fueron muchos los suicidios que allí tuvieron lugar.

Durante la democracia, en junio de 1991 la banda terrorista ETA produjo un atentado en el que fallecieron cuatro personas y hubo treinta heridos. 


En esta época, dejó de funcionar como prisión provincial y pasó a ser un centro de tercer grado. Permaneció activo hasta el año 2004, cuando la cárcel cerró sus puertas, siendo demolida en el año 2007 con la excepción del pabellón delantero, construyéndose en su lugar un parque.

Quizás por la gran cantidad de muertes trágicas y desagradables que allí se produjeron, lo cierto es que el edificio ha sido conocido por tener una gran actividad paranormal. Y es que los guardias de seguridad que trabajaron en la prisión cuando era un centro de tercer grado han contado las distintas experiencias que allí han vivido.

Según cuenta un testigo, en una ocasión al entrar al baño notó que hacía más frío de lo normal y, al salir vio una silueta oscura delante de él por lo que, asustado, huyó de allí, manteniendo este encuentro en secreto temiendo las burlas de los demás, hasta que descubrió que otros compañeros habían tenido experiencias similares.

Parecido a este suceso, otro guardia asegura que al entrar a una sala donde había escuchado un extraño ruido, pudo oír una voz que decía “carcelero”, cruzando, a continuación, una sombra por delante de él.

Algunos guardias aseguran que en el patio han escuchado fuertes alaridos como si alguien gritase de dolor o agonía. Daba la sensación de que estuviesen torturando a alguien. Evidentemente, cuando acudían al patio, ya fuese solos o en parejas, no encontraban a nadie en el patio, resultando una situación totalmente desconcertante.

Pero no sólo los guardias de vigilancia han sido testigos de estos fenómenos, pues algunos civiles que por distintos motivos han entrado en el edificio también se han topado con lo desconocido, pudiendo sentir presencias, manos invisibles que les tocan, cambios bruscos de temperatura, o una extraña sensación en el ambiente que les inquieta.

Incluso desde el exterior también parece percibirse esta energía, pues una mujer asegura que paseando con su perro por delante del edificio comenzó a sentir frío y su perro empezó a ladrar muy nervioso, lo que inquietó a su dueña.

Del mismo modo, una familia asegura que su hija, aseguró estar viendo a un hombre triste, hombre al que sus padres no podían ver, lo cual estaría relacionado con la especial sensibilidad que tienen los niños con el más allá.

Actualmente se está planeando rehabilitar el pabellón y convertir la vieja prisión en un Centro de la Memoria Histórica de Andalucía, aunque se desconoce si los fenómenos paranormales seguirán desarrollándose o si, por el contrario, las atormentadas almas habrán encontrado el descanso tras haberse derribado el edificio en el que en vida, y tras esta, permanecieron presas.