domingo, 9 de julio de 2023

EL POLTERGEIST DE ALCALÁ LA REAL

Alcalá la Real es un municipio de la provincia de Jaén que fue testigo de un importante caso poltergeist que fue registrado por el Diario de Jaén el 25 de septiembre de 2008.

Este suceso tuvo lugar en el número 36 de la calle Belén, donde vivía Encarnación, una mujer de 75 años que había enviudado, cuyo nieto la visitaba con frecuencia, así como su hija, que sólo la visitaba los fines de semana pues tenía una disminución psíquica.

Inicialmente, tanto la mujer como su nieto comenzaron a notar extraños olores que relacionaban con algún problema de tuberías, o con algún alimento que se estuviese poniendo malo. A continuación, sintieron bruscos cambios de temperatura, aunque no les dieron mayor importancia. Después, empezaron a escuchar leves ruidos que relacionaban con los vecinos moviendo muebles o haciendo algún tipo de obra. Pero, lo cierto, es que los vecinos pensaban que la culpa de los ruidos era de Encarnación, lo que produjo algunas disputas, e incluso la intervención de la policía por las quejas antes los inexplicables ruidos.

Pero estos sucesos, aparentemente leves e inofensivos, comenzaron a ganar mucha más intensidad, poniendo tanto la mujer como su nieto como fecha el 15 de agosto de 2008. Los golpes comenzaron a ganar más intensidad y a ser más continuos y molestos. Algunos objetos de la casa se movían o cambiaban de sitio sin que nadie los tocase, destacando la levitación de una pesada hornilla o un vaso que salió disparado contra una pared. Pero lo que más asustó a Encarnación fue sentir empujones y golpes en la cama estando acostada, junto con la sensación de había alguien en el dormitorio.

En ese momento, un equipo de investigación comenzó a actuar en el domicilio, pensando que todo era alguna broma del nieto para asustar a su abuela. Pero, tras realizar más de treinta psicofonías, se descubrió que realmente se trataba de un caso paranormal. En dichas psicofonías se distinguía una voz masculina, perteneciente a Paco, el marido de Encarnación. Pero también identificaron una segunda voz, la de Antonio, su cuñado, que se había suicidado arrojándose por una ventana del inmueble. Y, además, apareció una tercera voz, la de una mujer que se presentó como la anterior inquilina de la casa y que también había fallecido, tal y como se comprobó. Lo cierto es que las tres presencias no parecían ser conscientes de la existencia de las otras, planteándose que estuviesen en distintos planos. Además, tras tomar algunas fotografías, pudieron capturar orbes, e incluso un rostro cuyos rasgos parecían coincidir con Antonio.

En el cementerio de San Eufrasio se hicieron algunas reformas y algunas tumbas fueron movidas. Una de las tumbas afectadas fue la de Antonio, lo cual hace pensar que este suceso hizo que el espíritu de este hombre se manifestase en el domicilio de Encarnación.

Además, descubrieron que el nieto era la fuente de energía de las tres almas, aunque se desconoce el motivo. Es por ello que, conforme más veces visitase el joven a su abuela, más energía aportaba a las apariciones, que fueron ganando potencia y actuando con mayor brusquedad. Incluso descubrieron que los golpes únicamente se producían cuando el joven estaba en la casa. Aunque no se sabe con exactitud, pero se cree que las obras en el cementerio despertaron las almas de aquellas tres personas que, de una u otra forma estaban ligadas a la casa, y que por motivos que se desconocen, usaron al nieto como fuente para obtener energía.

Como forma de finalizar con estos sucesos, se realizaron misas por las almas de los tres fallecidos. Esto finalizó la actividad paranormal, que dejó huella en Encarnación, tanto por la ansiedad de vivir estos sucesos, como por la presión mediática y social que sufrió a partir de ello.

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