Málaga es una ciudad bien conocida por su envidiable clima y sus magníficas playas que año tras año atrae a una gran cantidad de turistas.
Pero el 6 de junio de 1991 un
espeluznante suceso fue lo que puso el foco mediático en esta ciudad andaluza,
en concreto en el número 9 de la céntrica y famosa calle Císter, donde se encontraba la oficina de la editorial
Plaza & Janés.
A última hora de la tarde, los comerciales de la editorial se encontraban en una reunión cuando comenzaron a oír extraños ruidos por el edificio hasta que un fuerte golpe, que hizo que una pizarra se descolgase de la pared, alertó a todos los presentes, que pensaban que se trataba de un terremoto. Inmediatamente después, varias cortinas se desprendieron y algunos muebles pesados se movieron con sorprendente facilidad. Distintos utensilios de oficina volaban de un lado a otro de la habitación, estrellándose contra las paredes, las sillas movían como arrastradas por una mano invisible y algunas puertas se abrían y cerraban todas.
Tras unos instantes de
verdadero caos y pánico, los empleados se armaron del valor suficiente para
huir del lugar. Algunos de los empleados fueron a pedir ayuda a un sacerdote de
la catedral, ya que el edificio religioso se encontraba cerca, para que
bendijese el lugar, aunque el sacerdote nunca llegó a personarse en la oficina.
Otros, se dirigieron a una comisaría cercana para que les explicasen qué
ocurría.
Según parece ser, los
agentes se presentaron movidos por el alarmismo de los empleados y, al ser
testigos de los extraños fenómenos que se estaban produciendo dentro, salieron
despavoridos sin ser capaces de dar una explicación. Aunque tal revuelo no pasó desapercibida para la prensa, que hizo eco de la noticia.
Es por ello que, al no poder contar con la ayuda de las fuerzas del Estado, los empleados pidieron ayuda al actualmente desaparecido grupo de parapsicología CICE (Centro de Investigaciones de Ciencias Especiales), que contó con una médium de nombre Celeste para investigar en el lugar llegando a la conclusión de que los extraños sucesos los estaba causando un ente enfurecido que parecía responder a un operario de la editorial que cinco años atrás, acusado de un supuesto fraude, se había suicidado tirándose del noveno piso. Además, descubrió que el día que los sucesos empezaron a producirse, la sepultura de este hombre se había abierto para depositar las cenizas de un familiar.
Por otro lado, los
investigadores del equipo CICE tomaron varias declaraciones y, al parecer, días
antes la empresa se reunión con un grupo de vendedores jóvenes y los
investigadores opinaban que el ente hubiese utilizado la energía de estos
jóvenes para fortalecerse siendo así capaz de mover los pesados muebles de la
oficina. Además, los investigadores tomaron también algunas fotografías de los
muebles pudiendo retratar las huellas de unos dedos huesudos muy alargados, lo
que indicaba que se habían empujado desde el lado pegado a la pared, algo que
una persona de carne y hueso no habría podido hacer al no tener espacio para
hacerlo, pero sí siendo posible para una entidad no corpórea.
Los sucesos paranormales se
alargaron durante varios días más hasta perder intensidad y llegar a
desaparecer. Aunque esto también fue el inicio de una cadena de mala suerte
para todos los negocios que posteriormente abrieron su sede en aquel lugar, ya
que todos se trasladaron de local o, directamente, quebraron.
Uno de estos negocios fue la
tienda de moda “Vans” cuyos empleados aseguran haber sentido extrañas
presencias y haber sido testigos de cómo distintas prendas de caían solas o
aparecían en otros lugares de la tienda donde no deberían estar. Se desconoce
si se trata del mismo ente o, si por el contrario, los sucesos del poltergeist
abrieron algún portal invitando a entes de otros planos a entrar.
Actualmente, en el local se encuentra una tienda de turrones de la que no existe información sobre posibles sucesos paranormales. Quizás los fenómenos paranormales ha llegado ya a su fin o, quizás, los entes responsables de estos acontecimientos están simplemente aletargados esperando a tener la suficiente energía para volver a actuar.
Sea como sea, este emblemático edifico de la calle Císter ha conseguido llamar la atención de multitud de personas, no únicamente clientes de los distintos negocios que sus muros han albergado, sino de curiosos esperando ser testigos de algún fenómeno paranormal.