En la comarca catalana del Garraf, en la provincia de Barcelona se encuentran los restos de Jafra, un pueblo que quedó totalmente abandonada a merced del tiempo.
Este pequeño pueblo está formado por un caserío (un conjunto de casas de campo) y su origen puede remontar a inicios del siglo XII. En este caserío, que fue pasando de mano en mano durante siglos, habitaron principalmente personas que ostentaban el título de barón, llegando su final a finales del siglo XX cuando los pocos habitantes que quedaban se marcharon. Entre los restos es posible distinguir la casa del barón de Jafra o la iglesia de Santa María de Jafra.
Jafra, no cuenta sólo con la
maldición de muchos pueblos que se quedan vacíos, sino que además entre el eco
de sus ahora vacíos muros existe una leyenda.
Según se cuenta, en el siglo
XIX una adinerada familia austriaca con tres hijos se mudó a una masía de
Jafra. La familia no era muy sociable y los hijos tenían prohibido alejarse de
la Masía o relacionarse con otras personas. Parece ser que el motivo era una
enfermedad cutánea que tenían los hijos y los padres no querían que nadie los
viese. En este contexto, el padre decide ordenar que arreglen el jardín para
que sus hijos tuviesen un amplio espacio para jugar. A pesar de no relacionarse
con el resto de vecinos, la familia parecía estar tranquila hasta el momento en
el que nació Melina, la cuarta hija del matrimonio, pues la madre murió en el
parto. Pero la tragedia no terminó aquí, pues los hijos murieron en un corto
plazo de tiempo, quizás por la enfermedad que tenían, aunque hay quien asegura
que el padre los envenenaba. Estos triste sucesos cambiaron el temperamento del
hombre, llegando a tener actitudes maníacas, haciendo que todos los empleados abandonasen
su trabajo en la casa.
Una noche, Melinda huyó de
su padre por el jardín y, al no poder ver bien nada por la oscuridad, cayó en
el pozo de la casa, desapareciendo para siempre tanto la niña como el padre. A
raíz de este suceso, se cuenta que en los bosques de la comarca de Garraf
aparece el fantasma de Melinda para ayudar a los turistas perdidos para que no
caigan en las garras de su padre, que también se cree merodea por allí.
En relación al pozo, existe
otra versión que dice que en ese pozo un cura ahogó al hijo no deseado de una
baronesa, desatando esta tragedia una cadena de episodios paranormales, como
una brutal plaga que acabó con toda la cosecha, conduciendo al abandono de
Jafra.
Atraídos por la leyenda,
muchos curiosos se acercaron a las ruinas de Jafra para ser testigos de los
restos de misas negras que entre sus ruinas se han celebrado, presenciar
sombras o siluetas que se mueven en cada recoveco, la sensación de sentirse
observado y extraños ruidos que no saben identificar. Además, al realizar
psicofonías, hay quien ha podido captar lo que parece ser el lamento de una
niña.
El que en su momento fue un
bonito caserío, hoy día es un conjunto de ruinas devorado por la maleza y
ensombrecido por la leyenda del fantasma de Melinda.