La Isla de Pedrosa es una de las mayores
islas de Cantabria, contando con 10,4 hectáreas y cubierta por gran cantidad de
árboles
En 1834 se construyó un edificio para
mantener en cuarentena a aquellas tripulaciones que, de regreso a España,
estuviesen afectadas por enfermedades tropicales. De este modo, el sanatorio
comenzó a albergar pacientes con diferentes síntomas.
Años más tarde, en 1909, el edificio se
transformó en un Sanatorio Marítimo para el tratamiento de tuberculosis, así
como diferentes enfermedades óseas. Debido a su situación geográfica, en este
hospital fueron ingresadas muchos pacientes procedentes de Asturias, Cantabria,
País Vasco, La Rioja, Castilla y León o, incluso de Madrid.
El sanatorio estuvo activo hasta 1989,
momento en el que se cerró pues, debido al escaso número de pacientes, mantener
el inmueble abierto suponía un elevado coste.
Actualmente, el gobierno de Cantabria ha
convertido algunos de los módulos en un centro de rehabilitación para personas
con adicción a las drogas. No obstante, quedan varios módulos totalmente
abandonados. En uno de ellos, el Módulo 2, los que los fenómenos paranormales
son bastante habituales, lo que ha propiciado la visita de investigadores de lo
paranormal para buscar pruebas sobre este hecho.
Una de estas investigaciones la realizó el grupo de investigación
paranormal ICOA, formado por la escritora Anita Lauda.
Dicho equipo de investigación pasó dos noches en el Modulo 2 para
poder registrar todos los fenómenos paranormales posibles.
En el momento en el que el equipo llegó a la Isla de Pedrosa, la fotógrafa
del equipo comenzó tomar unas fotografías. La mujer, que se considera una
persona “sensitiva”, empezó a tener una extraña sensación que la
incomodaba, como si una energía rara recorriese el lugar.
Cuando el equipo entró en el edificio notó
el ambiente muy cargado, así como la sensación de ser observados. A través de
las cámaras pudieron captar figuras que parecían niños, recorriendo el
edificio.
No obstante, al no ser capaces de
encontrar más evidencias de sucesos extraños, volvieron al módulo la siguiente
noche y realizaron una ouija para intentar comunicarse con los espíritus que
vagan por el lugar, aunque no consiguieron nada. Sin embargo, el móvil de un
miembro del equipo comenzó a sonar y, como si respondiesen a la música del
teléfono, los siete miembros del equipo allí presentes fueron testigos de cómo
varios niños portando ropa antigua y, acompañados de lo que parecía ser una
enfermera, bajaban las escaleras del módulo.
Aquella noche, en las distintas
fotografías que tomaron captaron gran cantidad de orbes. Además, aseguran que
el ambiente en el módulo estaba cada vez más cargado de energía negativa, como
si alguien no quisiese que el equipo estuviese allí. Además, pudieron grabar
algunas psicofonías en las que escuchaban voces, aunque no pudieron comprender
lo que decían, así como el sonido de gente corriendo por los pasillos
Anita Lauda explica que una de las siluetas que captaron portaba un hacha, como
si fuese un verdugo. Aquello le heló la sangre.
El equipo regresó al pabellón una tercera
vez, aunque en esa ocasión se lo encontraron vallado. Según explica Anita
Lauda, quieren derribar todos los módulos del sanatorio, al parecer para
construir un hotel. No obstante, la escritora asegura que en el momento en el
que la construcción del nuevo edificio comience, los empleados van a sufrir
diferentes accidentes por perturbar de esa forma la paz de los entes que moran
por ese lugar.
El Sanatorio de la isla de Pedrosa es un lugar que ha sabido despertar el
interés de quienes sienten curiosidad por el mundo paranormal y, si las nuevas
construcciones se realizan, seguro que habrá nuevas experiencias que contar.