sábado, 20 de marzo de 2021

LA PLAZA MAYOR DE MADRID

Como toda ciudad española, Madrid tiene su propia Plaza Mayor: un lugar muy concurrido y que esconde años de historia entre sus muros.


Este lugar surgió en el siglo XVI como lugar en el que se celebraba el mercado principal de la villa. Durante esta época, se construyó la primera casa porticada para regular el comercio en la plaza.

Con el paso del tiempo, la plaza evolucionó y las distintas funciones que se desarrollaban en era también cambiaron. De hecho, durante el siglo XVII fue el de plaza de ejecuciones por parte de la Santa Inquisición. Durante esta época, el patíbulo de ejecución se situaba delante del portal de pañeros si la pena era por de garrote vil, enfrente de la panadería si la muerte era por horca, o delante de la carnicería si la condena era por hacha.



Además, este lugar sufrió tres grandes incendios en los años 1631, 1670 y 1790 respectivamente que prácticamente la destruyeron.

 

Todos estos acontecimientos han dado lugar al temor y a la leyenda, ya que hay muchos ciudadanos que aseguran que a altas horas de la noche se pueden escuchar los gritos de quienes murieron en los incendios y que incluso se puede percibir el olor del humo. Además, cuando se produjo el primer incendio, los ciudadanos relacionaron el suceso con una maldición diabólica creada por quienes fueron condenados a muerte en dicha plaza. Por tal motivo, llenaron el lugar de imágenes religiosas como forma de crear una protección.

Otros creen que los gritos son producidos por el eco de la agonía y el sufrimiento de los condenados a muerte durante los Autos de Fe, ya que van acompañados con el sonido de unas cadenas. También hay quien dice que se puede percibir olor a carne putrefacta y a sangre. Además, es bien conocido el fantasma de un varón a quien han dado el nombre de Cirilo, quien se cree fue el primer ejecutado en la Plaza Mayor, espíritu que suele aparecerse a quienes pasan por la plaza de madrugada con aspecto de estar desorientado para dar un buen susto.

 Es por ello la Plaza Mayor de Madrid un lugar que ha vivido tragedias que quedan reflejadas durante la noche, cuando el típico jaleo diurno se ha desvanecido.

lunes, 8 de marzo de 2021

MAL DE OJO

Todas las personas estamos rodeadas de buenas y malas energías que nos benefician o perjudican en nuestro día a día dando buena o mala suerte en distintas situaciones. A menudo, la mala energía aparece por pasar un momento de mayor debilidad emocional. Pero otras veces, esa energía negativa y dañina está asociada al mal de ojo.


El mal de ojo es la proyección  de energía negativa y dañina que una persona realiza sobre otra, normalmente por envidia, como si se tratase de una maldición, pudiendo provocar en la persona afectada u “ojeada” desde episodios de mala suerte hasta desgracias y enfermedades. En casos muy extremos puede llegar a producir hasta la muerte.

Aunque el mal de ojo se realiza de una persona sobre otra a través de la mirada, según como se haya producido este suceso, se puede clasificar de tres formas distintas:

El primero y menos nocivo es el mal de ojo que se produce de forma inconsciente cuando una persona siente algún tipo de envidia sobre una persona, pero no es su verdadera intención dañarla. Estos sentimientos producen la emisión de energía negativa leve que termina alcanzando a la persona ojeada.

El segundo tipo, bastante dañino, es el semiconsciente y que lo producen personas que, sin saber que son capaces de realizar males de ojo, maldicen y miran con rencor a muchísimas personas de su entorno por sentir una fuerte envidia contra ellas.

El último tipo, y que es realmente nocivo, es el que se realiza de manera consciente, pues la persona que lo realiza sabe que puede hacerlo y busca dañar a quien maldice.


Cuando una persona ha sido ojeada suele presentar síntomas que le hacen saber que algo no va bien, ya sean dolencias físicas (dolor muscular u óseo, dolor de cabeza, cansancio o pérdida de fuerza) o dolencias mentales: constante tristeza que puede desembocar en una profunda depresión, insomnio, trastornos alimentarios o incluso tendencias suicidas). 


Además, estos síntomas pueden ir acompañados de continuos episodios de mala suerte que pueden variar su gravedad: desde perder un objeto o suspender un examen, a sufrir pérdida de cabello, aparición de herpes, e incluso sufrir graves enfermedades, accidentes o la muerte de una mascota o un ser querido.


Aunque todas las personas pueden ser propensas a ser víctimas de mal de ojo, cuya efectividad variará en función del estado de ánimo y la fortaleza física y espiritual de la persona ojeada, quienes son más propensos a sufrir sus consecuencias son los niños ya que sus almas son más débiles y son incapaces de protegerse.

No obstante, padecer alguno de estos síntomas no tiene por qué estar relacionado exclusivamente con el mal de ojo, por lo que existen varias formas para saber si una persona sufre este mal:

Un método bastante sencillo es poner un poco de aceite de oliva en el dedo corazón y dejar caer unas gotas en un vaso de agua. Si las gotas de aceite se dispersan, la persona tiene mal de ojo. Pero si las gotas se mantienen juntas, la persona estaría limpia.


Otro método consiste en llenar medio vaso de agua y poner un pelo de la persona cuyo resultado queremos saber. A continuación, se añadirán unas gotas de aceite encima del cabello y se dejará reposar durante casi media hora. Si el aceite se mantiene en la superficie, la persona está limpia, siendo el resultado contrario si el aceite se hunde hasta el fondo del vaso.

Otra fórmula consiste en poner un recipiente con sal y vinagre debajo de la cama de la persona afectada, dejando que la mezcla actúe durante tres días. Una vez pasado ese tiempo, debemos preocuparnos si la sal se ha desbordado del plato.


También es útil llenar un recipiente con unas gotas de alcohol que debe ser prendido. La persona afectada debe tirar al fuego algunos granos de sal gorda. El resultado será positivo si el fuego produce fuertes chasquidos.

Afortunadamente, existen remedios tradicionales que han pasado de generación en generación para enfrentarse al mal de ojo.

Uno de ellos consiste en pasarse un huevo por todo el cuerpo pensando en expulsar la energía negativa para que el huevo la absorba y, a continuación romper el huevo y verte el contenido dentro de un vaso con agua.


Otro hace uso de la sal, pues en un ingrediente que se cree que atrae las buenas energías. Por ello, cerrando el puño alrededor de una pizca de sal, hay que moverlo tres veces alrededor de la cabeza en el sentido de las agujas del reloj.

Aparte de estos remedios caseros, hay quien prefiere usar amuletos como protección para eliminar las malas energías. Algunos de estos amuletos son la mano de Fátima, el nazar o el cornicello. Las personas pueden llevar estos amuletos encima (en colgantes o en pulseras) o bien colocarlos en lugares estratégicos de la casa.