En Vizcaya se encuentra el
municipio de Durango, un lugar que vivió un extraño suceso un Viernes Santo y
que se terminó convirtiendo en leyenda.
La tarde del Viernes Santo de 1990, Josefa,
una joven de 18 años salió de su casa hacia la discoteca Cyclons, un centro
social al que sólo podía acudir lo más selecto de la joven sociedad de la
localidad, con la intención de bailar y pasar un buen rato con sus amigos.
Estando en la discoteca, un
joven apuesto la invitó a bailar y ella aceptó. Mientras la pareja bailaba,
comenzó a pasar algo realmente extraño, pues mientras daban vueltas empezaron a
levitar. Asustada, Josefina miró hacia el suelo y vio que el hombre no llevaba
zapatos pues tenía pies de cabra.
Ante tal extraño espectáculo,
alguien exclamó “¡Ave María Purísima!”. Tras pronunciarse esas palabras, el
hombre dejó caer a la joven y salió corriendo del lugar. Entonces todos vieron
que la espalda del vestido estaba completamente quemada y la piel al rojo vivo.
Algunos intentaron perseguir
al extraño individuo por la calle, que desapareció ante sus ojos mientras se reía con una fuerte y sonora
carcajada dejando en el ambiente un extraño olor a azufre, lo que les hizo
saber que aquel joven se trataba del mismísimo Diablo.
En cuanto a la joven, la
trasladaron a un hospital cercano, pero la joven jamás llegó a su destino pues
dicen que desapareció sin dejar rastro.
Asustados por la presencia del
Diablo, los vecinos comenzaron a poner cruces en sus hogares hechas con las
palmas del Domingo de Ramos para evitar que el Diablo entrase en ellas.
Pero la leyenda no se queda
sólo ahí, pues desde aquella tarde de Viernes Santo, la discoteca perdió todo
su prestigio y con el tiempo terminó cerrando. Desde entonces, son muchos los
comerciantes que han intentado poner un negocio en dicho inmueble sin éxito,
como si el lugar hubiese quedado maldito para siempre.