Olite es una ciudad de la Comunidad Foral de Navarra que tuvo un importante auge durante la Baja Edad Media al ser elegida como una de las sedes favoritas de los Reyes de Navarra entre los siglos XIII y XIV. Además, a finales del siglo XIV e inicios del XV comenzó la construcción del Palacio Real por orden del rey Carlos III “el Noble” y su esposa Leonor de Trastámara.
Poco a poco, el lugar comienza a conseguir fama y cada vez más turistas empiezan a alojarse entre sus muros.
Algunos
aseguran que al regresar a sus habitaciones algunos muebles se habían
desplazado a pesar de ser pesados, o que incluso han podido ver con sus propios
ojos cómo alguna puerta se abría o cerraba sola.
Atraídos
por estos testimonios, diferentes seguidores del mundo paranormal han realizado
sesiones de espiritismo o psicofonías. Como resultado, descubrieron que son
varios los fantasmas que merodean por el edificio, destacando el del rey Carlos
III, no sólo por su importancia como figura histórica, sino por ser el más
activo. Pero también destaca la figura de su mujer Leonor, como una dama blanca
que pasea por delante de las ventanas. Y a ellos se une el fantasma de su
nieto, Carlos I de Viana, quien impide que se apague la luz que ilumina un
cuadro suyo que se encuentra en el salón del Parador. Referido a esto, hay
quien asegura que aunque se vaya la luz en el monumental edificio, la luz junto
al cuadro siempre estará encendida.
Por
lo general, los huéspedes y empleados definen a estos entes como “tranquilos”
pues aunque se puede sentir su presencia, no planean asustar a los allí
presentes.
Estas
presencias aparecen recogidas en el libro “Leyendas
de Paradores” escrito por el periodista Felipe Alonso.
Es por ello el Parador de Olite un lugar bonito en el que alojarse, especialmente para quien tenga interés por los fantasmas y las leyendas.