Nunca nadie espera que los fenómenos paranormales disturben la tranquilidad
del hogar familiar, pero eso fue lo que le pasó en esta ocasión a una familia
del barrio de Sevilla Este, tal y como se publicaba recientemente en el periódico “El
Correo de Sevilla” por parte del periodista de misterio José Manuel García
Bautista.
Una familia formada por un matrimonio y sus dos hijos se mudó recientemente
a un piso ubicado cerca de la avenida de Emilio Lemos, en Sevilla Este. La familia
tuvo un muy buen inicio en dicha vivienda y realmente parecían haber encontrado
su hogar sin saber lo que algún tiempo después les sorprendería.
Una noche, cuando la familia se disponía a irse a dormir, una bombilla
comenzó a parpadear y a producir intermitencias. La familia pensó que se trataba
de un fallo de la bombilla por lo que decidieron cambiarla al día siguiente.
Pero lo que no se esperaban es que otras luces de la casa comenzasen a hacer lo
mismo como si hubiese alguien encendiendo y apagando constantemente las luces
de la casa. Pensaron que podía tratarse de un fallo en el circuito eléctrico de
la casa, aunque lo cierto es que el resto de elementos eléctricos del domicilio
no parecían verse afectados por tal fenómeno. Tratando de buscar una
explicación lógica y deseando que no se tratase de una avería complicada, la
familia se fue a la cama.
Pero aquello era solo el principio pues apenas llevaban unos minutos
tratando de conciliar el sueño cuando todos pudieron escuchar un ruido tremendo
procedente del salón. En palabras de José Antonio, el padre de familia, parecía
como si algo hubiese caído sobre el techo. Al encontrarse su domicilio en el
último piso, no podía tratarse de un vecino por lo que se plantearon que
pudiese haberse caído la antena. Algo asustados, se dirigieron al salón
encontrando un pesado aparador en medio de la estancia que una sola persona no
podría haber movido. La familia no entendía cómo podía haber pasado eso y
llegaron a pensar que alguien se había colado en el piso, pero tras comprobar
la puerta vieron que esta se encontraba debidamente cerrada con llave. Como
forma de buscar una explicación a aquello, llegaron a argumentar que un
terremoto había sacudido el edificio afectando principalmente a aquel mueble,
pero lo cierto era que ninguno encontraba aquella escusa convincente y se
empezaron a sentir bastante inseguros.
Con el paso de los días, la situación fue empeorando: las luces seguían
encendiéndose y apagándose, en ocasiones el televisor cambiaba sólo de canal,
escuchaban golpes y pisadas extrañas así como el sonido de una respiración, o
algunos objetos desaparecían para aparecer en otro lugar de la casa.
La familia sintió necesidad de pedir ayuda pero antes de ello decidieron
investigar la historia del piso. Según descubrieron, a pesar de ser un edificio
de nueva construcción, tardaron mucho en venderlo, algo que no cuadraba pero
para lo que tampoco tenían respuesta. La familia se puso en contacto con
distintos investigadores que no les dio ninguna solución hasta que apareció el
equipo de investigación liderado por José Manuel García Bautista.
Debido a la tensión que los miembros de la familia mostraban, se les pidió
que abandonasen el edificio mientras el equipo de investigación realizaba su
trabajo.
Los investigadores realizaron mediciones de campo electromagnético y de
temperatura sin percibir ningún cambio notable. En cuanto a las cámaras,
tampoco registraron nada fuera de lo normal. Todo parecía apuntar a una falsa
alarma. No obstante, decidieron entrevistarse con algunos vecinos. Según sus
testimonios, por ese piso había pasado mucha gente sin que nadie hubiese
querido comprarlo, como si no les transmitiese buena sensación y las personas
que lo alquilaban, enseguida se marchaban. En varias ocasiones llegaron a
escuchar golpes a pesar de encontrarse vacío.
Continuando la investigación, se descubrió que durante el final de la
construcción del edificio los obreros realizaron durante su almuerzo una ouija
en ese piso. Por ello, el equipo de investigación realizó otra sesión de
espiritismo durante la cual contactaron con un ente al que, tras realizar un
laborioso trabajo, pudieron despedir del plano terrenal.
La familia regresó a su domicilio sin que nuevos fenómenos paranormales se
produjesen, esperando que estos no vuelvan a perturbar sus vidas nunca más.