En la histórica localidad de Sevilla
es posible pasear por un hermoso parque que recibe el nombre de Parque de María
Luisa, situado a espaldas de la Plaza de España.
Inicialmente, este lugar formó parte
del Palacio de San Telmo, siendo los jardineros privados de la infanta María
Luisa de Borbón, hermana de Isabel II, de quien recibe el nombre dichos
jardines.
No obstante, en 1893 fueron cedidos a
la ciudad. Tras diferentes reformas, el jardín comenzó a albergar distintos pintorescos
lugares de estilo romántico para crear un perfecto conjunto con los jardines de
la Alhambra y los Alcázares sevillanos. Además, tras la construcción de la
Plaza de España en 1929, el Parque de María Luisa, así como todo el entorno,
fue declarado Bien de Interés Cultural.
Tal es su belleza e importancia, que
cientos de personas pasean entre sus árboles a diario. Pero los sevillanos y
los turistas no son los únicos que vagan por dichos jardines pues se habla de
la aparición de una dama que, vestida de blanco, parece haber convertido ese
rincón en su hogar.
Según parece ser, se trataría de la
misma María Luisa y hay quien dice que tal era el amor que sentía por ese
espacio que su espíritu quedó atado a él. Otros dicen que tuvo una vida
desdichada y que aquel jardín era su único espacio para poder escapar de la
realidad, pues dicen que la Dama de Blanco vaga sollozando y lamentándose.
Además, en el cercano Palacio de San
Telmo, que fue comprado por la misma María Luisa y su esposo, Antonio de
Orleans, para establecer allí su residencia, también corren rumores de una
silueta blanquecina que, ataviada con ropas de época, parece atravesar sus
rejas para pasear. Hay quien asegura que esa aparición es la misma Dama de
Blanco. Según algunos expertos, dicha entidad saldría a diario del Palacio de
San Telmo para pasear por el parque antes de regresar a dicho palacio.
Esta pacífica entidad ha conseguido
que el Parque de María Luisa sea, aún si cabe, un lugar mucho más mágico que
cautivará a todos los que por él paseen igual que lo hizo con la Dama de
Blanco, que se niega a abandonar tales jardines.
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