El Puerto de Santa María es una importante localidad gaditana de unos 89000 habitantes, famosa por haber sido puerto mercante entre España y las Indias. Debido a la gran actividad comercial y a su excelente ubicación, fueron muchas las familias adineradas que emigraron a esta localidad e invirtieron sus fortunas en construir distintos edificios. Entre ellos, destaca el Monasterio de la Victoria.
Se trata de un edificio del siglo XVI de estilo gótico, erigido por los duques de Medinaceli en el camino entre Cádiz y Jerez. Durante siglos, el edificio cumplió sus funciones eclesiásticas hasta que fue abandonado.
Más tarde, en 1886 fue utilizado como una cárcel que recibió el nombre
del Penal de El Puerto de Santa María. Esta función estuvo vigente hasta el año
1981, año en el que fue abandonado por las grandes filtraciones de lluvia que
provocaron derrumbes.
Durante su periodo como prisión, quizás la época más importante fue durante la Guerra Civil y el Franquismo, ya que allí se encontraron prisioneros de guerra republicanos, convirtiendo el lugar en un campo de concentración. Debido a las pésimas condiciones en las que los presos se encontraban, fueron muchas las muertes que allí se produjeron por inanición o por fuertes focos de infecciones, como el brote de tifus exantemático que hubo en el año 1941.
Tras el cierre de la cárcel, el edificio cayó en el olvido llamando la atención de numerosos curiosos que, buscando enfrentarse a sus peores temores, se adentraban entre sus muros. De esta forma, a inicios de los años 90, un grupo de jóvenes decidió aventurarse en el antiguo monasterio de La Victoria. Pero, lo que empezó siendo una aventura, terminó siendo una pesadilla.
Al parecer, los jóvenes realizaron varias fotografías en distintos
lugares. En muchas de las fotografías pudieron observar orbes, pero hubo una
imagen que les llamó especialmente la atención pues en un muro aparecían varios
rostros de personas. Hay quien dice que aquellos son los rostros de algunos de
los presos fallecidos, pues sus muertes fueron realmente traumáticas. Además,
también realizaron varias psicofonías. Mientras grababan una de ellas,
preguntaron “¿Hay alguien aquí?” y
aseguran que escucharon una voz que emergía de una pared y que les increpaba
diciendo: «Sois una molestia».
Otro testigo explica que estuvo realizando unas labores de
rehabilitación en el lugar y que, desde el primer momento el edificio hace incomodar
a quien cruza su umbral. Según su testimonio, pudo escuchar voces procedentes
de otra planta a pesar de encontrarse a solas con un compañero. Pero no sólo
fueron las voces lo que presenció, pues asegura haber visto girar una esquina la
silueta de una persona con lo que parecía ser el uniforme de la falange, pero
cuando fue en su búsqueda no encontró a nadie.
Otros de los testimonios que más se repiten son los que hablan de
golpes, lamentos e incluso lo que parecen sonidos de disparos.
Aunque a día de hoy el monasterio de La Victoria, más conocido como "El Penal del Puerto", se usa con fines culturales, se ha convertido en un lugar llamativo para todos los que buscan tener un encuentro con lo desconocido.