domingo, 24 de julio de 2022

EL MONASTERIO DE LA VICTORIA

El Puerto de Santa María es una importante localidad gaditana de unos 89000 habitantes, famosa por haber sido puerto mercante entre España y las Indias. Debido a la gran actividad comercial y a su excelente ubicación, fueron muchas las familias adineradas que emigraron a esta localidad e invirtieron sus fortunas en construir distintos edificios. Entre ellos, destaca el Monasterio de la Victoria.


Se trata de un edificio del siglo XVI de estilo gótico, erigido por los duques de Medinaceli en el camino entre Cádiz y Jerez. Durante siglos, el edificio cumplió sus funciones eclesiásticas hasta que fue abandonado.

Más tarde, en 1886 fue utilizado como una cárcel que recibió el nombre del Penal de El Puerto de Santa María. Esta función estuvo vigente hasta el año 1981, año en el que fue abandonado por las grandes filtraciones de lluvia que provocaron derrumbes.


Durante su periodo como prisión, quizás la época más importante fue durante la Guerra Civil y el Franquismo, ya que allí se encontraron prisioneros de guerra republicanos, convirtiendo el lugar en un campo de concentración. Debido a las pésimas condiciones en las que los presos se encontraban, fueron muchas las muertes que allí se produjeron por inanición o por fuertes focos de infecciones, como el brote de tifus exantemático que hubo en el año 1941.


Tras el cierre de la cárcel, el edificio cayó en el olvido llamando la atención de numerosos curiosos que, buscando enfrentarse a sus peores temores, se adentraban entre sus muros. De esta forma, a inicios de los años 90, un grupo de jóvenes decidió aventurarse en el antiguo monasterio de La Victoria. Pero, lo que empezó siendo una aventura, terminó siendo una pesadilla.

Al parecer, los jóvenes realizaron varias fotografías en distintos lugares. En muchas de las fotografías pudieron observar orbes, pero hubo una imagen que les llamó especialmente la atención pues en un muro aparecían varios rostros de personas. Hay quien dice que aquellos son los rostros de algunos de los presos fallecidos, pues sus muertes fueron realmente traumáticas. Además, también realizaron varias psicofonías. Mientras grababan una de ellas, preguntaron “¿Hay alguien aquí?” y aseguran que escucharon una voz que emergía de una pared y que les increpaba diciendo: «Sois una molestia».

Otro testigo explica que estuvo realizando unas labores de rehabilitación en el lugar y que, desde el primer momento el edificio hace incomodar a quien cruza su umbral. Según su testimonio, pudo escuchar voces procedentes de otra planta a pesar de encontrarse a solas con un compañero. Pero no sólo fueron las voces lo que presenció, pues asegura haber visto girar una esquina la silueta de una persona con lo que parecía ser el uniforme de la falange, pero cuando fue en su búsqueda no encontró a nadie.

Otros de los testimonios que más se repiten son los que hablan de golpes, lamentos e incluso lo que parecen sonidos de disparos.

Aunque a día de hoy el monasterio de La Victoria, más conocido como "El Penal del Puerto", se usa con fines culturales, se ha convertido en un lugar llamativo para todos los que buscan tener un encuentro con lo desconocido.



sábado, 9 de julio de 2022

LA LEYENDA DEL FANTASMA DE SAN PEDRO

En Ciudad Real se encuentra la Iglesia de San Pedro, un edificio del siglo XIV que destaca en la ciudad por su belleza.


Son muchos quienes acuden a ella para contemplar los arcos que decoran su interior y sus capillas. 


Pero hay quien, por la noche, acude al lugar para tratar de ver, aunque sea fugazmente, al fantasma de una mujer que vaga por los alrededores de madrugada.

Al parecer, cuando los inquisidores impartían justicia en la ciudad, justo enfrente de la Puerta del Perdón de la iglesia de San Pedro se encontraba la sede de la Santa Inquisición. Cerca de dicha sede, vivía un judío llamado Mohamed ben Atar. Y a pocos metros de allí vivía Leonor, una joven cristiana que había prendado a más de un joven.

Un día, cuando Leonor salía de orar en la iglesia, se cruzó con el judío. Ambos compartieron miradas con las que inmediatamente se sintieron atraídos. Pero al seguir dos religiones diferentes, y más cuando la Inquisición tenía un ojo en cada rincón, aquello no era un amor posible, así que debían llevar su relación en secreto. Cada madrugada, el judío acudía la celosía de Leonor y, durante horas, él la colmaba de halagos.

Pero aquel hombre no era el único que estaba enamorado de la joven Leonor pues un inquisidor se había prendido completamente por ella, algo que llevaba en secreto. Una noche en la que el inquisidor no podía dormir, se asomó a la ventana mientras pensaba en aquella hermosa joven. Cuál fue su sorpresa al ver al judío coqueteando con Leonor. Tales fueron los celos que sintió, que juró acabar con aquella relación usando su poder como inquisidor.

A la mañana siguiente, la guardia apareció en la casa de la joven, que fue detenida acusada de haber tenido trato con herejes. La torturaron, y ella confesó su amor por aquel judío. Al final, debilitada por la tortura, la joven murió padeciendo una fuerte agonía.

En cuanto al judío, conocedor de lo que había ocurrido, huyó de la ciudad, aunque finalmente fue apresado y ahorcado.

Tras haber sufrido una muerte tan trágica, el fantasma de la joven se mantuvo atado a la tierra, apareciendo durante cada madrugada, esperando a su amado Mohamed.