lunes, 20 de febrero de 2023

EL PREVENTORIO DE AGUAS DE BUSOT

En la alicantina localidad de Busot se levantó un edificio aprovechando las aguas termales de las que dispone el lugar. Hecho que ya era conocido en épocas romanas y musulmanas, pues en dicho lugar se construyeron unas termas.

La calidad del agua de esta localidad quiso que se construyese durante el siglo XIX el “Hotel Miramar Estación de Invierno”, un complejo urbanístico que se convertiría en uno de los balnearios más importantes del país y al que una gran cantidad de personas acudía, ya fuese por ocio, o ya fuese para beneficiarse de sus aguas.


Pero la buena racha del lugar termina entre 1920 y 1930 cuando el marqués de Bosch, dueño del hotel, pierde el edificio al apostarlo durante una partida de póquer.

De este modo, el edificio quedó completamente cerrado hasta que en 1936 el Estado compró el terrero y convirtió el complejo en un Preventorio Nacional Infantil para tratar a niños con tuberculosis. Tras la Guerra Civil, una vez que la epidemia fue erradicada, el edificio fue cerrado de nuevo y abandonado.

Los muros del Preventorio quedaron a merced del tiempo, llegando a rumorearse en distintas ocasiones que se reabrirían sus puertas para volver a funcionar como un preventorio o como un balneario, hecho que nunca ocurrió, siendo testigo de cómo sólo era ocasionalmente visitado por jóvenes buscando un lugar tranquilo y apartado para celebrar fiestas, o para realizar sesiones de espiritismo y rituales satánicos.


En cuanto a la tragedia que rodea el lugar, se rumorea que hubo varias muertes por tuberculosis, aunque se ha demostrado que esto no fue así. No obstante, sí que hubo tres muertes en su interior: La primera fue la de una enfermera que murió en una sala de un edifico adyacente por las llamas de un brasero; La segunda fue la de un hombre que falleció a causa de una gripe; La tercera fue a causa de una insolación.

Pero la tragedia se hizo eco del lugar pues estas no fueron las únicas muertes que allí se acontecieron ya que, tras su abandono, muchos acudían al solitario edificio para suicidarse.

No fue hasta el año 2002 que los extraños sucesos que allí se desarrollaban vieron la luz cuando el investigador Pedro Amorós publicó en la revista Enigmas un artículo en el que realizó un reportaje fotográfico. Al parecer, su cámara captó lo que parecía ser la imagen de un monje franciscano. A raíz de este artículo, muchos se atrevieron a contar las extrañas experiencias que habían vivido visitando el lugar, mostrando incluso imágenes para probar sus argumentos.

Muchos testigos cuentan haber podido sentir presión e inquietud en cada rincón, como si alguien le observase con desaprobación. Según los expertos, los lugares con agua son más propensos a convertirse en portales al más allá, lo que explicaría al fuerte carga energética que hay en el lugar.

De entre las muchas presencias y siluetas que se han podido testificar y fotografiar, destaca la de la Dama Blanca, una aparición que suele mostrarse en un viejo espejo situado a los pies de una de las escaleras. Lo más siniestro es que cuando alguien sube las escaleras durante la noche y le da la espalda al espejo, de su interior salen gritos y llantos de niños. Dicen que el motivo es porque el espejo atrapó las almas de quienes murieron allí, motivo por el que en muchos lugares existe la costumbre de tapar los espejos cuando alguien fallece, para evitar que estos absorban su alma.

Actualmente no queda ni rastro del famoso espejo. Unos dicen que fue robado, llevándose la maldición, y otros aseguran que alguien lo rompió para acabar con aquella historia.

En cualquier caso, el Preventorio de aguas de Busot sigue a merced del tiempo, esperando a volver a ser abierto de nuevo.

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