En la capital hispalense se encontraba el hospital psiquiátrico de Miraflores.
Aunque inicialmente todo parecía indicar que los pacientes que allí ingresaban lo hacían para recibir el mejor cuidado y estar en buenas condiciones, lo cierto es que las prácticas a las que eran sometidas los internos eran brutales: se realizaban lobotomías, terapias de electrochoque o se les suministraban grandes dosis de insulina. Tal era la violencia con la que se trataba a los pacientes que el periódico ABC de Sevilla recogió varios testimonios al respecto. Estos malos tratos hizo que los pacientes temiesen a los sanitarios del centro y que, en más de una ocasión, algún médico o enfermera resultase agredido.
Afortunadamente, a finales de los años
70, la percepción que la sociedad tenía de los psiquiátricos cambió y se exigió
que los internos fuesen tratados con dignidad y que se modernizasen estos
edificios. Como consecuencia de este movimiento, el psiquiátrico de Miraflores
fue clausurado en 1999 al considerarse que sus instalaciones eran obsoletas.
Pero, lejos de caer en el
completo abandono, sus muros fueron escenario de algunas películas. Y es durante su rodaje cuando comienzan los
extraños sucesos. Los actores y miembros del equipo de rodaje aseguran que
durante su estancia allí pudieron escuchar ruidos inexplicables, golpes,
gruñidos e incluso carreras por los pasillos.
A raíz de estas evidencias,
empleados de seguridad que habían trabajado en el psiquiátrico perdieron el
medio a hablar y sus testimonios fueron recogidos en el diario El correo de Andalucía. Según cuentan,
aún estando el edificio vacío, en medio de la noche se podían escuchar gritos
espeluznantes y sombras que recorrían los pasillos.
Distintos grupos de
investigación acudieron al lugar y documentarían bruscos cambios de temperatura
y voces y gritos quedaron registrados en las psicofonías.
En 2017 se ordenó que el
edificio fuese derruido, pero aquello no acabó con los extraños sucesos. Un
vigilante que controlaba el solar sobre el que se había alzado el
psiquiátrico de Miraflores pudo escuchar una voz eléctrica que lo llamaba, topándose
con un sujeto vestido con una b ata de hospital que se desvaneció ante sus
ojos.
El psiquiátrico de Miraflores se ha convertido en un lugar bastante investigado pues las torturadas almas que ocuparon sus habitaciones parecen negarse a marcharse allí incluso cuando ya no existe el edificio que se convirtió en su prisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario