Sevilla, la capital
andaluza, es bien conocida por su amplio patrimonio artístico, histórico y
cultural, así como por distintos rincones que despiertan el interés de distinto
público. Uno de estos lugares es la cárcel de la “Ranilla”.
La cárcel de la “Ranilla” se construyó en 1887 sustituyendo a la cárcel de “El Pópulo”, aunque si inauguró el 15 de mayo de 1933. Recibió su nombre por el arroyo Ranilla que pasaba por allí.
Uno de sus episodios más drásticos
tuvo lugar poco después de su inauguración durante la Guerra Civil pues, en el
espacio destinado para 350 presos, llegaron a hacinarse más de 1400 presos,
número que aumentó notablemente tras la posguerra como reflejo de la represión
política que hubo en la época.
Aunque bastantes presos salieron de la cárcel, muchos no lo hicieron pues fueron ejecutados por el Bando de Guerra, otros se suicidaron al no soportar las condiciones en las que se encontraban, y otros murieron dentro de la prisión por las malas condiciones de higiene, salud y alimentación en la que los reclusos se encontraban y que desataron plagas de piojos o epidemias como el tifus. Además, estos presos fueron sometidos todo tipos de torturas y vejaciones, aumentando su calvario.
Años más tarde, el 28 de junio de
1991, se produjo un atentado por parte de la banda terrorista ETA que causó
cuatro muertos y treinta heridos.
Probablemente, debido a las trágicas muertes que entre los muros de la “Ranilla” se produjeron, los fenómenos paranormales no tardaron en aparecer, siendo distintos funcionarios de prisiones testigos de los mismos.
Muchos cuentan que al hacer
patrullas podían notar cambios bruscos de temperatura incluso en los días más
cálidos del año y la sensación de sentirse observado. Uno de los guardias
cuenta que en una ocasión, al acudir al baño vio una silueta oscura delante de
él, acompañado de cierta pesadez en el ambiente, lo que hizo que el guardia
saliese del baño asustado. Otro de los guardias narra que en una ocasión entró
de madrugada en una sala al haber escuchado ruido en su interior y, al hacerlo,
pudo notar una extraña presión en el ambiente y vio pasar una sombra ante sus
ojos de la que surgió una voz que pronunció la palabra “Carcelero”.
Otro suceso recurrente ha
tenido lugar en el patio durante la noche cuando es posible escuchar gritos y
alaridos de dolor no habiendo nadie allí salvo los vigilantes.
La cárcel cerró sus puertas
a finales del 2004 y posteriormente fue derribada, salvándose sólo la portada
principal. En 2015, donde estuvo la cárcel, se inauguró el parque de Ranilla,
donde también se han producido ciertos fenómenos paranormales.
Un matrimonio explica que, paseando por el parque con su hija, la niña empezó a señalar a un punto preguntando por qué aquel señor estaba triste, pero por más que el matrimonio miraba, no podían ver a la persona que la pequeña describía.
Otro testigo cuenta que una
tarde, paseando a su perro en una tarde de primavera, de repente pudo sentir
bastante frío y el perro se puso a ladrar y a gruñir a la nada.
El parque de la Ranilla,
otrora conocido como la cárcel de la Ranilla, es actualmente un lugar
transitado por civiles que buscan pasar un rato agradable, aunque los fantasmas
del pasado parecen no querer que se les olvide.
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