Sevilla, la capital andaluza, es una gran ciudad llena de importante e histórico patrimonio cubriendo cada uno de sus rincones. Uno de estos lugares es su Real Alcázar.
Este complejo palaciego, residencia de reyes se originó en la Alta Edad Media mostrando también matices de arte islámico, mudéjar o gótico es Patrimonio de la Humanidad por todas las características tanto arquitectónicas como históricas y culturales que lo componen.
Pasear por el Alcázar es
realizar un viaje en el tiempo a través de la historia de la ciudad. Pero sus
rincones no esconden únicamente vestigios históricos pues hay quien asegura que
por sus recovecos se esconde algo más.
Y es que hay quien asegura
haber visto una sombre oscuro en las estancias que ocupó Fernando III, el Rey
Santo. Debido a esto, este lugar se ha inspeccionado por distintos
investigadores y han podido detectar anomalías eléctricas así como poder
capturar extraños sonidos o palabras en árabe al realizar psicofonías. Además,
al realizar distintas fotografías, se capturaron algunos orbes, aunque no quedó
claro si podía tratarse de polvo, de algún insecto o, más bien, de algo
extraño.
Hay quien cree que aquella
sombra podría tratarse del mismísimo Fernando III pues es en sus estancias
donde se produce este suceso.
Pero, otros testigos
aseguran haber visto una silueta vestida con ropas de época (no queda claro si
un hombre o una mujer, o quizás sean dos entidades diferentes) paseando por los
jardines para, posteriormente, desaparecer sin dejar rastro. Debido a que a
menudo los fenómenos paranormales están ligados a muertes trágicas, otros
investigadores apuntan como identidad del ente al infante Don Fadrique, que murió
en aquel Alcázar en la llamada “Sala de los Azulejos”. Y es que, Pedro I “El Cruel” como venganza
contra su hermanastro Fadrique por haber mantenido relaciones sexuales con su
esposa, hizo que le dispararan una flecha que le hirió para, posteriormente,
rematarle con su daga. La sangre que cayó al suelo quedó allí formando una
mancha que costó ser limpiada como si Don Fadrique no quisiese que su asesinato cayese en el olvido.
Además, varios testigos aseguran haber tenido interferencias en sus teléfonos móviles en ciertas estancias del Alcázar, o haberse sentido observados por alguien a quien no pueden ver. Incluso, al tomar fotos, han podido observar extrañas siluetas blanquecinas en algunos rincones o ventanas del lugar.
Sin duda, tanta gente ha
vivido y pasado por los rincones del Real Alcázar que no es de extrañar que su
energía haya impregnado sus muros y pasillos convirtiendo así este palacio en
un lugar no sólo histórico, sino enigmático.
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