El 10 de abril de 1978, un grupo de
alumnos y profesores, todos procedentes del colegio Vista Alegre de Vigo,
volvía de excursión. Al pasar por Santa Cristiana de la Polvorosa (Zamora), el
autobús cruzó por un puente que atravesaba el río Órbigo situado en la N-525.
Desgraciadamente, el autobús en el que viajaban chocó contra un muro del puente
y se precipitó al río dejando sólo a nueve niños y un adulto como
supervivientes, pues el resto de pasajeros falleció bajo las fangosas aguas del
entonces caudaloso río. Este accidente produjo una gran conmoción entre los
españoles.
Durante el verano de 1991, una familia
procedente de Vitoria, que viajaba en autocaravana, decidió aparcar el vehículo
debajo de aquel puente, ignorando el suceso que había tenido allí algo más de
una década atrás. Durante la noche, la madre y los hijos duermen dentro de la
caravana mientras que el padre y otro hijo duermen en una tienda de campaña.
Entonces, alrededor de las tres de la madrugada, la madre se despertó, pues
estaba escuchando pisadas rodeando la caravana. Creyendo que es un animal, la
mujer golpeó la pared de la autocaravana con la esperanza de asustarlo pero, de
repente, por todas las paredes de la caravana comenzaron a escucharse golpes
como si una multitud estuviese golpeando el vehículo desde el exterior. Cuando
los golpes terminaron, la mujer salió de la autocaravana para pedir ayuda a su
marido quien, dormido en la tienda de campaña, no se había enterado de nada. A
pesar de buscar alrededor, no vieron a nadie en la zona.
A la mañana siguiente, cuando la familia
despertó, quedaron realmente aterrados, pues en las paredes y el techo de la
caravana había huellas negras que correspondían con manos de niños. Al
llegar al pueblo más cercano, la familia contó lo sucedido, aunque nadie parece
sorprenderse pues, según testimonios de varios campistas que han pasado la
noche en la zona, se puede escuchar el sonido de niños jugando, gritos de
horror y llantos. Acontecimientos que les han impedido volver a acampar en ese
lugar.
El río Órbigo se ha convertido en un lugar
en el que se reúnen las almas sin descanso que quienes fallecieron en tal
trágico accidente.