domingo, 17 de marzo de 2024

LA LEYENDA DEL PASTOR DE CORTIJO DE LAS ÁNIMAS

Jaén es una provincia llena de bellos parajes y sierras. En una de estas sierras, en concreto en la Sierra de Las Villas, se encontraba Cortijo de las Ánimas, un pueblo que desapareció bajo las aguas del pantano del Tranco, construido entre 1929 y 1944.


Al parecer, este pintoresco pueblo era conocido por la gran cantidad de historias sobre aparecidos y leyendas que los pastores de la zona experimentaban y contaban. De ahí su peculiar nombre, pues parecía ser un hogar para las ánimas.

Entre todas estas leyendas la más famosa es la del cabrero José Requena Carmona. Un día, le pilló por sorpresa una tormenta mientras pastoreaba con su rebaño, por lo que se apresuró a regresar a su casa. No obstante, pudo escuchar unos fuertes balidos que le indicaban que una de sus cabras se había separado del rebaño. El pastor, sin pensárselo dos veces, decidió ir a buscar a la cabra y, cuando la encontró, la metió en un saco que llevaba. Conforme avanzaba por el camino de regreso, el saco se iba volviendo cada vez más pesado, quizás por el peso del agua de lluvia que la tela absorbía y el cansancio del propio hombre. En un momento dado, José decidió mirar en el interior del saco y vio algo que le heló la sangre, pues la cabra tenía los ojos rojos, y de ellos emanaba un fuego siniestro, lo que le hizo saber al pastor que no era una cabra normal sino el mismísimo Satanás en forma de macho cabrío. Cuando comprendió que lo que había rescatado no era una cabra, el Diablo se burló de él y el pastor, aterrado, lanzó el saco a un lado y corrió hasta el pueblo. Cuando llegó, parecía haber envejecido de golpe como consecuencia del miedo, pues su pelo se volvió blanco y su rostro se llenó de arrugas. Tras contar su horrible experiencia, José murió víctima del miedo.

A pesar de que el pueblo desapareció tras la construcción del pantano, no lo ha hecho la leyenda. Y aún pervive el temor entre quienes pasean por la zona de escuchar el balido de una cabra solitaria, pues todos temen encontrarse con el Diablo.


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