jueves, 19 de septiembre de 2024

EL CENTRO CULTURAL “LA MISERICORDIA” DE PALMA DE MALLORCA

Palma de Mallorca, capital de las Islas Baleares, es una  ciudad altamente turística en la que viven cerca de 930000 habitantes y que cuenta con muchos lugares para visitar y actividades que hacer. Entre sus muchas e interesantes calles y plazas, llama la atención un edificio ubicado en el número 4 de la Plaza del Hospital: La Casa de la Misericordia”.


La Casa de la Misericordia fue una institución benéfica fundada en 1677. En sus inicios, estaba ubicada en una gran casa con huerto junto al Hospital General mallorquín pero este lugar se deterioró bastante a lo largo del tiempo por lo que en la primera mitad del siglo XIX se construyó el nuevo edificio encima del antiguo cementerio de Camp Roig, iniciándose en 1817 e inaugurándose, a pesar de no estar completo, aunque sí funcional, en 1845.

Este lugar tuvo distintas funciones: hospicio de niños desvalidos, refugio de pobres y ancianos, manicomio y hospital, hasta convertirse hoy en día en un Centro Cultural que alberga una biblioteca o el archivo de imagen y sonido de Mallorca, así como salas donde se realizan distintas exposiciones.

Quizás debido a su ubicación sobre un viejo cementerio, o quizás debido a los malos tratos que sufrían los internos o las trágicas muertes de algunos niños, los fenómenos paranormales se dejan sentir entre quienes trabajan allí.

El personal de limpieza y de seguridad comenta que durante la noche, cuando ya no queda nadie en el edificio, es posible escuchar gritos que parecen pedir ayuda, sumado a las luces que se encienden y apagan solas en estancias vacías, puertas que se abren y cierran haciendo bastante ruido. Esto ha hecho que algún guardia de seguridad llegase a dejar el puesto por no poder soportar la tensión que estos sucesos provocaban.

Por otro lado, algunos adultos y ancianos que estuvieron en la Casa de la Misericordia durante su niñez se muestran algo reacios a entrar porque aseguran sentir un aura extraña en el interior de sus muros y prefieren evitar pisarlo de nuevo.

Este edificio, al ser antiguo, ha sufrido varias reformas en su interior y los obreros han encontrado huesos en más de una ocasión procedentes del viejo cementerio donde se levantó la Casa de la Misericordia. Además, cuentan que un obrero se negó a ir en el horario de tarde ya que aseguraba escuchar gritos y silbidos procedentes de la nada que le ponían nervioso, así como la sensación de sentirse observado.

Pero el suceso más llamativo y que puso el foco en el edificio fue la aparición de una monja etérea con un niño recorriendo uno de los patios. Esta visión puso los pelos de punta del personal de limpieza que fue testigo de ello y que hizo que durante semanas no se hablase de otra cosa entre los distintos trabajadores e incluso que algunos no quisiesen pasar por allí solos.


Atraídos por este suceso, un equipo del programa de IB3 “Misteris illencs” dirigido por Laura López y Kike Díaz entró en la Casa de la Misericordia para tratar de captar alguno de estos fenómenos. En el programa aseguraron haber grabado una psicofonía en la que la monja se identificaba, aunque nunca llegaron a emitir dicha psicofonía.

Es por ello que la Casa de la Misericordia, aparte de servir actualmente como Centro Cultural, también podría convertirse en un Centro Paranormal debido a esas extrañas apariciones y sucesos que tienen lugar con la caída del sol.


domingo, 8 de septiembre de 2024

LOS FUEGOS DE LAROYA

En la almeriense comarca del valle del Almanzora se encuentra, con actualmente apenas 200 habitantes, la localidad de Laroya.


Este pequeño pueblo, que puede pasar desapercibido para muchos, fue un importante foco mediático durante el verano de 1945 debido a unos extraños casos de combustión espontánea que allí se produjeron.

La combustión espontánea se produce cuando un objeto o persona comienza a arder repentinamente sin que exista una fuente externa de calor que se propague y que siempre ha resultado algo muy enigmático pues es el objeto o cuerpo el propio origen del fuego quedando todo lo que hay alrededor intacto a pesar de ese inexplicable incendio.

En el caso de Laroya, esta situación comenzó el 16 de junio de 1945 cuando una niña llamada María Martínez, que vivía en un cortijo con su familia, el “Cortijo Pitango”, se encontraba jugando cuando de repente el vestido que llevaba comenzó a arder sin motivo alguno. Afortunadamente, algunos trabajadores de la finca vieron lo ocurrido y rescataron a la niña evitando un accidente mayor. Pero esto sólo fue el inicio de la pesadilla pues se empezaron a originar pequeños incendios en distintos cortijos de la zona y casi al mismo tiempo.

La Guardia Civil investigó el caso buscando a un posible pirómano pero, tras interrogar a distintos testigos y no encontrar a ningún sospechoso, descartó la idea sin poder explicar qué ocurría. Además, durante la investigación, a un Guardia Civil comenzó a arderle la chaqueta de repente sin haber una causa lógica que lo originase. Este suceso fue recogido por distintos periódicos.


Tal impacto tuvo este enigma que varios días después, distintos especialistas en meteorología e ingeniería acudieron a Loroya para investiga el caso y dar respuesta a esos enigmáticos fuegos que los vecinos definían como “fuego inteligente”. Estos expertos fueron testigos de cómo distintos objetos e incluso algún animal ardían de forman repentina y, aunque iban realizando distintas hipótesis, como que distintos gases en el aire producían estas combustiones, no conseguían hallar la respuesta. Esto hizo que las habladurías aumentasen en el pueblo y entre los vecinos se comentaba que el Diablo vivía en el pueblo. Pero otros lo relacionaban con una venganza del moro Jamá, a quien la Inquisición mandó a la hoguera por vagabundear en la zona.

Hastiados por no ser capaces de dar una respuesta al origen de los fuegos, los expertos abandonaron la investigación, llegando alguno de ellos a decir que el fuego era de origen paranormal. Estos expertos recopilaron toda la información estudiada en un informe que se publicó en 1946 bajo el título de "Los fenómenos de Laroya".


Los vecinos se sintieron desamparados cuando aquellos especialistas abandonaban Loroya e incluso se echaban a temblar cada vez que las campanas de la iglesia anunciaban la aparición de un nuevo fuego. Además, llegaron a señalar a María Martínez, apodándola “la niña de los fuegos” pues, aparte de ser la primera persona del pueblo en sufrir esa combustión espontánea, la niña  vio arder sus ropas en otras dos ocasiones más. No pudiendo soportar esa presión, la muchacha se suicidió.

Quizás sintiéndose culpable, o quizás por volverse también el objeto de habladurías del pueblo, la hermana mayor de María se suicidó tirándose por un barranco y su hermano José se ahorcó dentro del cortijo. Lo más sorprendente es que tras la muerte de los tres hermanos los fuegos dejaron de producirse creando un enigma aún mayor.

No obstante, hay quien niega estos suicidios tachándolos de habladurías para aumentar el enigma en el pueblo. Lo que sí es cierto, es que los fuegos no volvieron a producirse.

Actualmente, los vecinos de Loroya viven tranquilos sin que se haya vuelto a producir algún caso de combustión espontánea. Pero, sin duda alguna, los fuegos de Loroya marcaron un antes y un después para los vecinos de aquel tranquilo pueblo que levantaron una escultura para nunca olvidar el extraño suceso que allí se produjo.

domingo, 1 de septiembre de 2024

LAS LUCES DE EL PARDAL (ALBACETE)

El Pardal es una pequeña localidad albaceteña de apenas 50 habitantes ubicada en el municipio de Molinicos, encontrándose en la mancomunidad de la Sierra del Segura.


Esta localidad se ha dado a conocer entre muchos por un extraño fenómeno que ocurre desde, según los testimonios, hace cientos de años y es la aparición en los campos de la zona de unas extrañas luces que recorren la zona e incluso han llegado a adentrarse en localidades cercanas como Casas de Lázaro o San Pedro. Lo llamativo de la aparición de estas extrañas luces es la fecha, pues ocurre entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, cuando, según las creencias celtas, el portal entre el mundo de los vivos y el de los muertos se abre permitiendo a las almas de los difuntos vagar por nuestro plano. Es por ello que muchos creen que estas luces u orbes serían ánimas de personas que vivieron en la zona.

En cuanto a la zona de aparición de este fenómeno, tiene lugar en la finca “La Quéjola”, un lugar también conocido por los arqueólogos por encontrarse allí un importante yacimiento donde se han encontrado restos de distintas épocas, especialmente la íbera.


Según cuenta la tradición, la primera persona en toparse con esas luces fue un pastor llamado Cristino Cuerda que contaría a sus vecinos que primero vio una luz pero que conforme se acercaba el día de Todos los Santos el número de luces fue aumentando.

Este suceso ha despertado tanto interés que se comenzaron a celebrar desde finales de los años noventa de forma anual las “Jornadas de la Luz del Pardal” en el que multitud de personas se reúnen en la zona para tratar de ser testigos de este inusual fenómeno que tanto ha llamado la atención de aquellos interesados en lo paranormal.