Los sueños son la actividad cerebral que se produce cuando dormimos. Todos soñamos, aunque no siempre lo recordemos. Y en estos momentos nuestro cerebro nos muestra imágenes sobre cosas que nos han ocurrido, recuerdos buenos y malos, sensaciones agradables y pesadillas que nos desvelan.
Pero, ¿todo lo que soñamos
es un simple sueño? ¿Qué ocurre con las personas que alguna vez ha soñado con
un ser querido fallecido? Podría parecer que se trata de un sueño más, de un
reflejo de nuestro cerebro cuando estamos durmiendo, pero hay quien opina otra
cosa.
Para muchas personas, desde
el punto de vista esotérico, este tipo de sueño se trataría en verdad de la
visita de un espíritu, de una persona que quiere trasladarnos algún mensaje.
Estos espíritus aprovecharían este momento de relax mental para poder crear un
vínculo y así proyectar su energía en nosotros. Es en este momento cuando
proceden a dejarnos su mensaje, algo que queda más claro si tras terminar dicho
mensaje nos despertamos, pues el cerebro reaccionaría a esa desvinculación del
espíritu en cuestión. Incluso algunas personas, quizás a su sensibilidad o
mayor percepción, son más propensos a realizar estas conexiones que otras.
Hablando desde mi propia
experiencia, he tenido tres ocasiones en las que he soñado con personas
fallecidas cercanas a mí.
En la primera ocasión soñé
con mi abuelo. En el sueño aparecía en mi casa y me hacía preguntas, como si
quisiese que le pusiese al día sobre mi vida desde que falleció. Lo llamativo
del asunto no fueron solo las preguntas, que eran bastante coherentes, sino que
esa misma noche mi madre también soñó con él. Además, cuando desperté de aquel
sueño, la sensación fue bastante agradable, como cuando estás cara a cara junto
a un ser querido.
En la segunda ocasión volví
a soñar con mi abuelo, aunque varios años después. En el sueño, mi hermano y yo
íbamos a la estación de tren a recogerle y le llevábamos a su casa. Una vez en
su casa, él se sentaba en su sillón habitual y volvía a hacer preguntas. Es
como si fuese consciente de que él estaba en otro lugar, pues hablaba de un
viaje que inició cinco años atrás, cuando falleció, y que venía temporalmente a
visitarnos. De nuevo, la conversación con él era coherente y al despertar volví
a sentir la misma sensación cálida que la otra vez.
En la tercera y última
ocasión soñé con un amigo que falleció. En el sueño usaba sus expresiones
habituales, como si quisiese dejar claro que se trataba de él. Me decía que se
encontraba bien y que no debíamos preocuparnos. E incluso me pidió que
informase a nuestros conocidos en común de ello, que les trasmitiese el
mensaje. Tras darme aquel mensaje me desperté con la sensación de que todo
había sido real, que no había sido un simple sueño sin más.
Ya depende de la creencia de
cada uno, o de lo que cada uno quiera creer, pensar que cuando nuestros seres
queridos aparecen en nuestros sueños son meros reflejos de lo que nuestro subconsciente
añora, o que realmente son capaces de visitarnos temporalmente y comunicarnos
que siguen en alguna parte.
¿Y vosotros? ¿Habéis tenido alguna experiencia de este estilo?