Pero este lugar adquirió
importancia por diferentes sucesos a lo largo de la Historia. En primer lugar,
los Reyes Católicos establecieron en este convento la primera imprenta que hubo
en Toledo, realizándose allí una gran cantidad de libros y textos.
Este
convento fue, además, en 1485 sede del Tribunal de la Inquisición. Fue en los
sótanos de este convento donde los acusados permanecían presos durante meses
siendo, en ocasiones, torturados. Desde este lugar, los acusados
marchaban hasta Zocodover, donde tenía lugar el auto de fe tras el cual, una
gran mayoría, moría en la hoguera.
Siglos más tarde, durante la
invasión francesa, las tropas napoleónicas usaron este convento como albergue,
lo que causó importantes desperfectos en su estructura.
En
1993, tras ser profundamente restaurado y remodelado, el convento fue cedido a
la Junta de Castilla-La Mancha para ser usado como edificio universitario,
cometido para el que, actualmente, sigue siendo usado.
Es en este momento cuando
comienzan los innumerables testimonios que afirman que entre sus muros suceden
cosas absolutamente inexplicables. Dichos testimonios provienen de alumnos,
profesores, empleados de limpieza o vigilantes de seguridad.
Entre
los diferentes testimonios, el que más se repite es el de la aparición de una
especie de niebla blanca que se desplaza por algunos lugares en concreto del
edificio tales como la biblioteca o la iglesia.
Según
los testigos, esta niebla se desplaza flotando con cierta rapidez. No obstante,
aunque parece no tener una forma clara, hay quien asegura que han podido
vislumbrar esa niebla como la silueta de una monja. Esta versión es
principalmente comentada por el personal de limpieza. Lo curioso del asunto es
que en este lugar fueron enterrados muchos monjes entre los que se encuentran
únicamente dos mujeres de origen noble: doña María de Orozco y doña Inés de las
Roelas. Al parecer, era típico en aquella época que las mujeres nobles
enterradas en los conventos eran amortajadas con hábito de monja.
Pero
esto no es lo único extraño que sucede pues, unas limpiadoras aseguran que,
tras limpiar las aulas de la planta baja, subieron al primer piso para
continuar con su trabajo. En ese momento, se percataron de que la luz de una de
las aulas estaba encendida por lo que, pensando que se les había olvidado
apagarla, volvieron a dicha aula. Cuando abrieron la puerta vieron que todas
las mesas y sillas estaban completamente desordenadas. Pensando que alguien se
había colado en el edificio, llamaron a la policía, aunque no pudieron
encontrar a nadie ajeno en el edificio.
El
testimonio de algunos vigilantes de seguridad explica que los ascensores se
encienden solos durante la noche. También han explicado que durante la noche
han podido escuchar ruidos de muebles arrastrándose y pasos, por lo que acudían
a ver qué sucedía, encontrándose algunos muebles descolocados. Además, un
curioso caso conocido por los toledanos es el fallecimiento de dos guardias de
seguridad durante la noche. El motivo del fallecimiento de ambos guardias,
suceso que tuvo lugar con menos diez años de diferencia, fue un infarto.
Otro
de los puntos en los que suceden más fenómenos paranormales es la biblioteca
del convento.
En
este lugar, los alumnos que se han quedado estudiando hasta altas horas de
noche han podido escuchar pisadas, el sonido de alguien pasando las páginas de
un libro o la sensación de ser observados. Por estos motivos, cada vez son
menos los estudiantes que optan por estudiar de noche en la biblioteca.
Todos
estos testimonios han convertido al edificio de San Pedro Martir en uno de los
lugares claves de Toledo relacionados con el mundo paranormal, testimonios que
no parecen desaparecer con el tiempo.
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