jueves, 13 de septiembre de 2018

EL FANTASMA DEL MUSEO DE HISTORIA DE TENERIFE


El Museo de Historia y Antropología de Tenerife (MHAT) fue inaugurado en diciembre de 1993 en la “Casa Lercaro”, situada en la calle San Agustín de San Cristóbal de La Laguna. 
Esta casa se construyó a finales del siglo XVI por orden de la familia Lercaro, quienes eran importantes comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife tras la conquista de las islas.

La hija de esta familia era una joven llamada Catalina a la que se obligó a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad. Tal era la desdicha de la joven que el día de su boda se suicidó arrojándose a un pozo situado en la parte trasera de la casa.
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El cuerpo de Catalina fue enterrado en la casa pues, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso absolutamente a que la joven fuese sepultada en el cementerio.

Tras lo sucedido, la familia Lercaro decidió mudarse a La Orotava. Entre los diferentes motivos estarían la pena por el fallecimiento de Catalina y la vergüenza por los comentarios de los vecinos. Aunque hay quien asegura que el verdadero motivo era que el espíritu de la joven vagaba por la casa, lo que obligó a sus padres a abandonar el inmueble.

Los siglos pasaron y la vivienda se conservó hasta albergar actualmente dicho museo, en el que se desarrollan diferentes sucesos inexplicables que se relacionan con el fantasma de Catalina Lercaro.

Una de las encargadas de la biblioteca del Museo asegura que en una ocasión vio a una joven mujer mirándola fijamente para, en cuestión de segundos, desaparecer. Otro de los empleados asegura que una mañana vio desplazándose por una sala una especie de niebla blanquecina con forma de mujer.

Los guardias de seguridad también han sido testigos de estos inexplicables sucesos. Algunos aseguran que pueden escuchar en el piso superior pasos y puertas que se abren y cierran. Además, explican que los sucesos aumentan cada vez que llega un nuevo empleado al museo.

Otro empleado del museo explica que una mañana se escuchó un ruido y, a continuación, la puerta de una sala en la que no había nadie se cerró. Pensaron que podría haber sido el viento pero, al intentar abrirla, descubrieron que estaba cerrada con llave desde el interior, por lo que se vieron obligados a entrar en la sala a través de una ventana para poder abrir la puerta.

Catalina parece estar obligada a permanecer eternamente en nuestro mundo al no haber conseguido encontrar la felicidad en vida y al haber sufrido una trágica muerte. Es por ello que su alma vaga sin descanso por los pasillos del que, en vida, fue su hogar.

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