La
casa, que contó con dos plantas y una capilla dedicada a San José, tal y como
indica la inscripción de la puerta en la que se lee “Sacellum D. Joseph”, se
construyó, según los registros, en el siglo XVIII por orden de don José
Martínez, abad de la localidad de Manín. Este párroco, miembro de la
Inquisición, tenía un alto poder económico.
Tras
la muerte de este párroco, La Escusalla pasó de unos clérigos a otros hasta
que, con la Desamortización de Mendizábal a finales del siglo XVIII, la casa
cayó en manos privadas.
La
Escusalla pasó de un propietario a otro. Su último habitante fue un policía
portugués conocido como el Tío Roque. Según el testimonio de este hombre, en la
casa se escuchaba el ruido de animales, a pesar de no tener ninguno. Además,
aseguraba que en la casa habitaba el fantasma de un fraile jorobado con
capucha, a quién se podía ver en las noches de luna llena en compañía de dos
mujeres. Al parecer, este fraile contrataba jornaleros portugueses para
realizar diferentes labores como realizar reformas en la casa o vendimiar las
uvas que había en el terreno, para posteriormente matarlos, enterrando sus
cadáveres, y así no pagarles el salario por su labor. Hay quien asegura que es
posible ver las almas de dichos jornaleros vagando por el terreno.
Tras la muerte del Tío Roque no
hubo más habitantes en la casa, a excepción de vagabundos que usaban el
edificio deshabitado para refugiarse del frío o la lluvia. No obstante, según
explicaron, fueron testigos de diferentes apariciones durante la noche que no
fueron capaces de soportar, huyendo del lugar.
Pero no son los únicos
testimonios, pues hay quien dice que es posible ver a frailes paseando por la
casa y orando en las diferentes estancias.
Un vecino de la zona explicó que
en una ocasión se presentó allí con varios amigos para talar algunos árboles.
Al regresar a su casa se dio cuenta de que se había olvidado un hacha. Al
regresar al lugar, el espíritu de un monje le reprendió por haber regresado a
aquel lugar.
En otra ocasión, una vecina
pasaba por la zona para llegar a una finca situada cerca. Cuando pasaba por
delante de La Escusalla miró a la casa y vio, en una de las ventanas orientadas
al camino, el fantasma de un fraile mirándola. Tal fue el impacto de aquella
visión que la mujer llegó a su casa temblando incapaz de contar lo que le había
pasado.
Tal fue la intriga por este
lugar, que el programa “Cuarto Milenio” realizó un reportaje sobre el lugar a
principios de 2010 contando que sintieron miedo desde el momento en el que
llegaron, y pudiendo captar algunas psicofonías.
El paso del tiempo sigue
escondiendo a La Escusalla tras la tupida vegetación, pero los sucesos
paranormales no caerán en el olvido, al igual que el fraile jorobado seguirá
apareciéndose en las noches de luna llena.