En la Sierra de La Alfaguara (Granada), se
encuentran los restos de un antiguo Sanatorio de Tuberculosis.
Dicho edificio comenzó a ser construido en
1920 por orden de Berta Wilhelmi, una mujer alemana cuyo hermano falleció por
un brote de tuberculosis.
En 1923 el sanatorio fue inaugurado y
enseguida llegaron los enfermos que buscan una cura contra aquella mortal
epidemia. El edificio, que tenía capacidad para veinticuatro enfermos,
constaba de dos plantas y un gran porche. El motivo por el que el sanatorio se
construyó en la Sierra de La Alfaguara fue que se encontraba en medio de la
naturaleza y alejado de la población. Además, cerca se encontraba el manantial
de Fuente Fría, que otorgaba al sanatorio de agua pura y fresca.
El Sanatorio estuvo dirigido por Berta
pasando a manos de su hija tras el fallecimiento de su fundadora en 1934.
Aunque al parecer el motivo de la muerte fue un derrame cerebral, hay quien
opina que la mujer realmente se ahorcó en el sanatorio.
Durante la Guerra Civil, el edificio fue
tomado por los militares como puesto de mando al disponer de agua y
electricidad, siendo completamente abandonado durante la posguerra, momento en
el que el edificio quedó expuesto al paso del tiempo y al aislamiento.
Rodeado por pinos de aspecto lúgubre, y escoltado por dos imponentes
cipreses, el edificio ha despertado el interés de multitud de personas que han
relatado diferentes sucesos inexplicables.
Entre los diferentes testimonios, muchos
testigos afirman haberse desorientado al encontrarse cerca del sanatorio, o
haber dejado de oír los sonidos típicos de la naturaleza como pájaros, los
árboles o el viento. Además, muchos aseguran haber huído al sentirse observados
por una presencia hostil o al percibir una negrura densa e inusual que parecía
avanzar hacia ellos.
Sin embargo, el testimonio más repetido es el que afirma que el espíritu de
Berta Wilhelmi vaga por las derruidas estancias del sanatorio, habiendo
encontrado los testigos similitudes entre dicho ente y algunas fotografías de
la mujer que vieron posteriormente.
No obstante, el testimonio más impactante
e inexplicable es el de algunas personas que, al regresar a sus vehículos, lo
encontraban orientado en el sentido contrario al que lo habían aparcado, no
encontrándolo abierto ni con signos de haber sido forzado.
Además, diferentes personas afirman haber
pasado la noche en tiendas de campaña junto al sanatorio, a pesar de no estar
permitido acampar en dicha zona, siendo testigos de extraños susurros o
inquietantes voces y gritos, así como golpes en las tiendas de campaña mientras
dormían.
Este lugar, además ha atraído la atención de diferentes investigadores de
lo paranormal, entre quienes destacan Juanjo y Antonio Guzmán, dos granadinos que decidieron investigar los extraños acontecimientos que tenían lugar
en el sanatorio de la Alfaguara.
Cuando se dirigían al lúgubre edificio, la
hora y la fecha del reloj del vehículo en el que viajaban cambió
automáticamente, aunque no le dieron demasiada importancia, pues podía tratarse
de alguna interferencia. Lo curioso es que, más tarde, algunos vecinos les
contaron que un hombre se ahorcó en un árbol cerca del sanatorio a mediados de
los años 70, coincidiendo la fecha y hora de la muerte de dicha persona con la
fecha y hora que repentinamente habían aparecido en el vehículo. Dichos
investigadores lograron captar en varias ocasiones la palabra “Bertha” en
diferentes psicofonías, además de voces que decían “No molestéis más” o “Vete”.
En una ocasión, un investigador le preguntó a la presencia que si tenía miedo
de mostrarse y la respuesta que captó la grabadora fue “Tú sabes que no tengo
miedo”.
A parte de las psicofonías, los
investigadores que se han atrevido a tratar de averiguar qué sucede en el
sanatorio llegaron a sentir cómo una mano invisible les tiraba de la ropa o de
las mochilas, lo que hizo que algunos de sus compañeros no quisiesen volver a
aquel lugar a investigar. En una ocasión, fueron testigos de una silueta
femenina que se deslizaba por un pasillo del edificio aunque no tardó en desvanecerse.
A pesar de no existir una respuesta clara
a tales sucesos, el sanatorio de la Alfaguara sigue manteniéndose imponente
siendo un efecto imán para aquellas personas que se sienten atraídas por el
mundo paranormal.