La
historia de la estación y del lugar en el que se encuentra es realmente
interesante. Para comenzar, el edificio se encuentra cerca de la Peña del
Castro, zona en la que hubo constantes luchas entre cristianos y musulmanes
durante la Reconquista, y que dejó tras de sí una gran cantidad de cadáveres.
Además,
durante la Guerra Civil, la estación fue utilizada por el bando franquista para
retener, torturar y fusilar a soldados del bando republicano. Esta situación
generó mucha oscuridad en el lugar, incrementando que las almas de los
fallecidos quedasen atrapadas en aquellas paredes.
Otra
tragedia tuvo lugar en la madrugada del 2 al 3 de noviembre de 1962 cuando un
tren que se dirigía de Vigo a Madrid chocó en las inmediaciones de la estación
con otro tren que realizaba el recorrido inverso. Como consecuencia del
accidente, fallecieron varios trabajadores de RENFE, aunque el accidente pudo
haber dejado más víctimas. Aunque no se pudo averiguar realmente qué había
pasado, al parecer los dos maquinistas del tren que se dirigía de Madrid a Vigo
se habían quedado inconscientes por alguna causa desconocida, no pudiendo
prestar atención en la circunstancia a las indicaciones que desde la estación
les daba para frenar.
Otro
extraño suceso tuvo lugar en marzo de 1984 cuando un varón que carecía de
documentación, fue arrojado de un tren en marcha. La Guardia Civil investigó el
caso sin poder llegar a una conclusión clara y sin poder identificar el cuerpo.
Por
tales motivos, durante años, diferentes testimonios han señalado la estación
como un lugar en el que los sucesos paranormales son frecuentes tales como
ruidos extraños, golpes procedentes del interior de la estación, e incluso
extraños orbes que recorren el edificio.
En el año 2015 los miembros del equipo de investigación paranormal
“Sabbath”, de origen asturiano, decidieron investigar la estación de Abejera.
Cuando
el equipo, del que forma parte la médium Marian Coya, llegó al área se
sintieron totalmente aislados e incomunicados pues no hay ningún edificio en la
zona a excepción de la estación. El equipo recorrió el edificio visitando las
distintas estancias, centrándose en la zona de viajeros, pues es donde el
detector de campos electromagnéticos mostraba unos niveles más elevados, y
donde Marian, percibía más sensaciones inexplicables. Conforme las horas
pasaban y la oscuridad envolvía el lugar, los miembros del equipo se sintieron
bastante desprotegidos.
Como
parte de la investigación, realizaron fotografías en el exterior, colocaron una
alarma de movimiento en la puerta, e investigaron, a continuación, el interior
del edificio usando grabadoras y usaron medidores de temperatura. Mientras que
en el exterior la actividad paranormal era bastante pasiva, en el interior
Marian pudo percibir una gran diversidad de sensaciones: voces de hombres y
mujeres susurrando, sombras que la siguen o manos invisibles que la tocan.
Además, dichos fenómenos fueron captados por el equipo de investigación pues en
la psicofonía que realizaron pudieron escuchar dichas voces, algunas de las
cuales les pedían que se marchasen, mientras que en una fotografía se podía ver
una extraña esfera de luz que no correspondía con ningún reflejo, pues lo
comprobaron.
Pero, quizás lo más llamativo fue que consiguieron contactar con dos soldados
republicanos que fueron fusilados en dicha estación de forma cruel,
permaneciendo sus almas atrapadas en dicho lugar. Según descubrieron los
investigadores, los soldados del bando franquista hacían creer a los presos que
eran libres y se podían marchar, disparándoles por la espalda cuando tenían la
guardia baja.
Actualmente,
la estación de Abejera sigue siendo un lugar que inquieta a quienes se paran
allí durante unos instantes para coger un tren, pero sobre todo a quienes deciden
investigar el edificio durante la noche para poder ser testigos de los sucesos
paranormales que allí acontecen.
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