jueves, 29 de marzo de 2018

LA CONVERSIÓN DE SARAH


Durante el siglo XV, en el barrio judío de Ciudad Real vivía un judío rico llamado Efraín, que era un importante comerciante, con su hija Sarah, una joven de gran belleza con unos hermosos ojos. En aquella época, la Santa Inquisición había iniciado un proceso de detención de judíos, por lo que el número de conversos aumentó notablemente. Por ese motivo, Efraín fue detenido y juzgado por hereje, por lo que fue detenido y encarcelado en un calabozo donde murió siendo torturado.
A pesar de la tristeza, Sarah se obligó a continuar su vida. Un día, regresando a su casa se cruzó con un joven cristiano llamado Francisco Poblete, hijo de familia noble y que era Capitán de los “Cuadrilleros de la Santa Hermandad”. Al verla, el joven se enamoró inmediatamente de ella.

Los días pasaron y, tras varios intentos, el joven consiguió entablar conversación con Sarah, creciendo entre ellos un poderoso amor. Por ese motivo, todas las noches, él iba a visitar a su amada, aunque debía hacerlo de forma clandestina por el riesgo que corrían los dos si su relación era descubierta. Durante largo tiempo él le insistió a ella para que se convirtiese al Cristianismo, pues así podrían sobrevivir y formalizar su relación, pero ella se negaba a dejar a un lado las creencias que sus padres le habían inculcado por amor.

A escasos metros de la casa de Sarah, donde se ubicase la sinagoga, se había alzado un Convento de monjes Dominicos, que poseían la talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno y sacaban en procesión la madrugada del Viernes Santo, imagen que veneraba Francisco. El joven le pidió a la imagen de Jesús Nazareno que le ayudase para que Sarah se hiciese cristiana. Pero ella seguía negándose, aunque aquello no afectó al amor que sentía el uno por el otro.

Pero la felicidad de los jóvenes enamorados no duró mucho pues la Santa Hermandad fue llamada por el Rey para que sus cuadrilleros acudiesen al a frontera con Andalucía para luchar contra los musulmanes. Cuando Francisco se despidió de Sarah, dejándola totalmente destrozada, le prometió que nunca se olvidará de ella y le regaló una estampa con la efigie de Nuestro Padre Jesús Nazareno para así protegerla.

Pasaron los meses sin que Sarah tuviese noticias de su amado, y la pena no dejaba de crecer en su corazón. Cada día que pasaba, ella pensaba que él la había olvidado y que nunca más volvería a verle.

En la madrugada del Viernes Santo, la procesión de Jesús Nazareno salió del Convento de los Dominicos.
Cuando la procesión pasaba a la altura de la ventana enrejada de la habitación de Sarah, la imagen de Jesús Nazareno se detuvo delante de ella. En ese momento, la joven se puso de rodillas y rezó pidiéndole a aquella imagen que se convertía al Cristianismo pero que quería volver a ver a su amado. En ese momento, la joven murió y la imagen de Jesús Nazareno comenzó a alejarse.

Poco después de aquel suceso, en un combate contra el ejército musulmán, Francisco Poblete murió. De esta forma, los dos jóvenes volvieron a encontrarse en el más allá para no separarse nunca más.

La Agrupación Musical "Virgen de los Reyes" de Sevilla incluyó en su repertorio la marcha, compuesta por Miguel Angel Font, "La conversión de Sarah", haciendo alusión a dicha historia.

viernes, 23 de marzo de 2018

LA LEYENDA DE TOMASÍN


En el barrio de San Marcos de Sevilla vivía un niño llamado Tomasín que, cuando apenas tenía ocho años, quedó huérfano de madre. Su padre trabajaba en la terminal de San Jerónimo y su jornada laboral duraba casi todo el día, por lo que el hombre no podía hacerse cargo de su hijo. Por ese motivo, decidió dejarlo bajo el cuidado de las monjas del convento de Santa Isabel.
Tomasín era un niño obediente y alegre, por lo que se ganó el cariño incondicional de aquellas monjas. Además, a aquel niño le entusiasmaba la Semana Santa, siendo su mayor deseo ser nazareno de la cofradía de Los Gitanos.
Por ese motivo, las monjas le confeccionaron una túnica y una pequeña vara para que así el niño pudiese cumplir su sueño de procesionar entre las filas de nazarenos de esta Hermandad.
El niño estaba realmente entusiasmado con el hecho de cumplir su sueño, y no dejaba de contar los días para que llegase el tan esperado día. Desgraciadamente, cayó enfermo unos meses antes de Semana Santa y, tras pasar varios días en cama, falleció.

La triste noticia recorrió el barrio de San Marcos y el entierro estuvo repleto de vecinos que querían despedir al niño, que había sido amortajado con esa túnica de nazareno que ansiaba estrenar aquel año.

Llegó la madrugada del Jueves Santo al Viernes Santo y cuatro hermanos de la Hermandad de los Gitanos atravesaron la plaza de Santa Isabel para dirigirse a la iglesia de San Román, donde la Hermandad comenzaría su estación de penitencia. En ese momento, escucharon el sonido de una puerta de madera abriéndose y, asombrados, vieron a un niño vestido con la túnica de la Hermandad y pequeña vara en la mano. Petrificados, estos cuatro hermanos vieron como aquel niño se alejaba y decidieron seguirle, pero no le volvieron a ver. Lo único que encontraron fue la pequeña vara en el suelo, la cual recogieron. Al día siguiente, una vez finalizada la procesión, decidieron entregar dicha vara a las monjas del convento de Santa Isabel. La Hermana superiora no salía de su asombro pues, según aseguraba, no era posible que aquella vara hubiese salido de aquel lugar pues estaba bien guardada en sus aposentos como recuerdo del niño al que habían cuidado.

Actualmente, hay quien asegura que en la madrugada del Viernes Santo se puede ver a un pequeño nazareno salir del convento y perdiéndose por las calles. Se trata de Tomasín, que se dirige un año más a la procesión de la Hermandad de los Gitanos.

lunes, 19 de marzo de 2018

EL HOSPITAL DEL TÓRAX


En la ciudad de Tarrasa, en Barcelona, se construyó un hospital de nueve pisos distribuido en dos alas, organizadas según la clase social del paciente. Dicho hospital se inauguró en 1952 para acoger a los numerosos pacientes con enfermedades respiratorias, tales como tuberculosis, fibrosis o cáncer de pulmón, que había en Cataluña. El terreno elegido para tal fin tenía las condiciones ideales para tales enfermos por el perfecto clima que había en aquella zona, además de su buena comunicación con Barcelona.
Una década después de su apertura, el sanatorio contaba con un millar de pacientes, ya que la tuberculosis estuvo altamente activa en aquella zona, y el tratamiento para curarla duraba alrededor de dieciocho meses. Pero la tragedia rodeó el centro, pues contó durante muchos años con el índice de suicidios más elevado del país, pues los enfermos se arrojaban desde la novena planta al jardín interior.
Aparentemente, la larga estancia en los pacientes, que se sentían solos y abandonados por sus familias, y los fuertes dolores que padecían, provocaba una psicosis general que en muchos casos finalizaba con el suicidio.

No obstante, en 1970 comenzó a aceptar a enfermos con diferentes patologías cardíacas. Pero el director general de sanidad recibió informes negativos sobre el funcionamiento del sanatorio. Para comenzar, las monjas que cuidaban de los enfermos abandonaron el hospital, por lo que la atención a los enfermeros, en manos ahora de auxiliares contratadas sin acreditación, se deterioró intensificándose así el descontrol. La organización era deficiente, pues no había ningún control sobre los horarios establecidos, se vendían en su interior diferentes productos como alcohol o tabaco, y con las sobras de la comida se mantenía una granja de cerdos. No obstante, se consiguió devolver la normalidad al lugar, aunque en 1997 fue cerrado pues cada vez menos pacientes ingresaban en él.

De esta forma, el enorme edificio quedó abandonado, aunque no en su totalidad, pues el 28 de abril de 1991 se instaló en la primera y segunda planta del ala izquierda del hospital la residencia para personas con disminuciones severas y profundas “La Pineda”.
En el año 2004 el Ayuntamiento de Terrassa y la Generalitat de Cataluña desarrollaron un proyecto con el que el antiguo hospital se convertiría en un Parque Audiovisual. Esta situación causó que entre los años 2009 y 2010 se trasladase esta residencia a un nuevo edificio, dejando en el antiguo hospital diferentes materiales sanitarios que aún permanecen allí.
Tal fue la leyenda que surgió en torno al misterioso edificio, que durante el periodo de abandono fueron muchos los curiosos que decidieron pasear por sus lúgubres pasillos, siendo testigos de diferentes sucesos paranormales como sentirse acompañados por una presencia que no eran capaces de ver, o que los teléfonos móviles dejasen de funcionar. Hay quien asegura que en el jardín donde tenían lugar los suicidios de los pacientes aún se escuchan gritos o lamentos. En cuanto a la antigua capilla, se pueden presenciar los signos de actividades satánicas, pues en el suelo se pueden encontrar velas y un pentagrama pintado con un crucifijo invertido colocado en una de las puntas, así como manchas de sangre en las paredes o el suelo.

Pero no han sido sólo los curiosos testigos de tales sucesos. Algunos empleados de la residencia “La Pineda” aseguran haber vivido situaciones inexplicables y como ascensores que se activan aparentemente solos, o ver lo que podría ser humo o extrañas neblinas que surgen del interior de algunas habitaciones que se encuentran vacías, así como escuchar voces y ruidos procedentes de la parte abandonada del edificio.

Del mismo modo, cuando comenzó la reforma del edificio, una pequeña parte fue usada en diversas ocasiones por la productora “Filmax” para el rodaje de algunas películas. Han sido varias las películas que entre sus pasillos se han rodado, como "The Machinist”, “La Monja”, “Ouija”, “Frágiles” o “Los sin nombres”. De esta forma, diferentes fenómenos extraños han sido experimentados por actores y miembros de la productora durante el rodaje de diferentes escenas. Entre tales sucesos se encuentran la sensación de ser constantemente vigilados por una entidad que no son capaces de ver y que carga el ambiente con una incómoda sensación, descensos bruscos en la temperatura, aparición de sombras, o el mal funcionamiento en algunas zonas de los aparatos de grabación y las cámaras de fotos.

El director de la película “The machinist”, Brad Anderson, que se dañó la espalda durante el rodaje, por lo que tenía que trabajar tumbado, asegura que el edificio es totalmente espeluznante.

En cuanto al director Jaume Balagueró, decidió rodar en este hospital las películas de terror “Los sin nombre” y “Frágiles”. Durante la grabación de la primera, aseguró que los actores sentían tanto temor por el edificio y las extrañas sensaciones que les trasmitía que acudían al baño en parejas.

Otro testimonio es el de Luis de la Madrid quien, además de montador de largometrajes como “Los sin nombre” o “The machinist”, rodó en este lugar algunas escenas de la película “La monja”. Cuando el rodaje finalizo, confesó que no tenía intención de volver a aquel lugar tras haber sido testigos de sucesos inexplicables como ruidos, sombras, voces, y una extraña sensación en el ambiente.

Por otro lado, la actriz de la “Ouija”, Montse Mostaza, aseguró que el edificio le transmitía una sensación de incomodidad que le obligaba a salir de allí durante los descansos o las comidas. En cuanto al director de esta película, Juan Pedro Ortega, en una entrevista contó cómo durante la grabación fueron testigos de voces, susurros y ruidos que mantenían al equipo de rodaje constantemente en tensión.

Pero no todas las noticias que rodeaban al edificio estaban relacionadas con espíritus o entes de otro plano. En mayo de 2003, la Guardia Civil detuvo a un joven de 19 años que, adentrándose en la oscuridad del edificio, había sustraído un feto conservado en formol. El suceso se produjo cuando un grupo de vecinos descubrieron en un descampado un feto humano, envuelto en periódicos que desprendía un fuerte olor a formol. Los servicios forenses verificaron que se trataba de restos conservados en este compuesto y no de un aborto producido recientemente. Tras investigar el caso, la Guardia Civil detuvo al autor del robo, que declaró que fue con un grupo de amigos al antiguo hospital donde sabían de la existencia de un almacén en el que se conservaban restos humanos. El joven hurtó un bote que contenía el feto y, al no saber qué hacer con él, lo metió entre unos periódicos y lo dejó abandonó. El rumor se extendió como la pólvora y se comenzó a hablar del almacén de la quinta planta en el que se conservaban restos humanos, rumor que se ha mantenido hasta la actualidad.

Actualmente, el edificio continúa en reformas para poder albergar el Parque Audiovisual. En el año 2007 se abrieron algunas oficinas y un par de platós de televisión en el que se han realizado varias producciones. A pesar del evidente cambio del edificio, no conseguirá eliminar la leyenda que ha surgido a su alrededor. A pesar de que se otorgue un nuevo uso al antiguo hospital del Tórax, quizás los fenómenos paranormales continúen acechando a quienes se atrevan a entrar a su interior.

lunes, 12 de marzo de 2018

EL RECTORADO DE CIUDAD REAL


El Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha, en Ciudad Real, es un edificio rodeado por el misterio. Un edificio antiguo en cuyo interior se desarrollaron diferentes oficios.
El edificio comenzó a construirse en 1784 por orden del cardenal Lorenzana, siendo él quien aportase el dinero para la construcción.
En 1788 las obras finalizaron y el edificio abrió sus puertas bajo el nombre de “Real Casa de Caridad” el 29 de abril de ese mismo año para para acoger a personas desfavorecidas: pobres, alcohólicos, e incluso prostitutas. Con el paso de los años, pasó a ser un hospital de monjas que recibió el nombre de “Casa de la Misericordia”.

No obstante, en 1809 las tropas francesas entraron en la ciudad, por lo que el singular edificio comenzó a ser usado como un Regimiento de artillería, cambiando su nombre a “Cuartel de la Misericordia”. Es en este momento en el que comienzan a desarrollarse diferentes fenómenos inexplicables. Fueron varias las personas que, ofreciendo servicio militar allí, podían ver cómo una extraña monja recorría los pasillos del lugar. Una figura semitransparente que, alzándose unos centímetros sobre el suelo, se desplazaba con las manos juntas, como si estuviese rezando. Pero no fueron las personas los únicos testigos, pues los animales que se utilizaban para trasportar cargas, como burros o mulas, se asustaban al acercarse a este lugar.

Durante la Guerra Civil el edificio fue igualmente utilizado con propósitos militares.
En la actualidad, el edificio alberga el Rectorado de Castilla-La Mancha.
El paso de los siglos ha cambiado el uso de este lugar aunque, según testigos, los fenómenos paranormales no han dejado de suceder.

Algunos vigilantes nocturnos del edificio aseguran que, mientras vigilaban los monitores de las cámaras de seguridad, pudieron ver cómo alrededor de las tres de la madrugada las luces de un pasillo se encendieron solas, lo que les aterrorizó. Además, en algunas ocasiones, durante la madrugada, las alarmas de movimiento se activaban solas, lo cual no parecía tener sentido. También han podido presenciar cómo algunas puertas se abren solas de forma lúgubre como si alguien a quien no pueden ver entrase a algunas salas y ruidos extraños. Aunque lo más inexplicable es que las cisternas de los baños se activan solas pero cuando los vigilantes acuden al lugar, se encuentran con un baño absolutamente vacío, pero con un ambiente enrarecido y cargado.

El impacto que estos fenómenos ha creado en los guardias ha sido tan intenso que decidieron hacer algunas pruebas. En una de estar pruebas separaron las papeleras de la pared de un pasillo antes de comenzar la ronda. Al volver a aquel pasillo, según su testimonio, las papeleras estaban otra vez en su sitio.

Por su parte, las mujeres de la limpieza aseguran que se ven obligadas a estar acompañadas en todo momento pues se ven incapaces de enfrentarse solas a todos los ruidos que resuenan en los diferentes despachos y pasillos.

El rumor de este fenómeno se extendió rápidamente y el periodista de Ciudad Real, Javier Pérez Campos, colaborador del programa Cuarto Milenio, decidió realizar sus propias investigaciones.
No obstante, aunque pudo recoger diferentes testimonios, los testigos se negaban a hablar ante la presencia de la grabadora, pues temían que identificar sus voces pudiese tener consecuencias negativas como perder el puesto de trabajo, y otros simplemente no querían hablar con él, pues consideraban aquel tema una estupidez, a pesar de mostrarse nerviosos y asustados. Afortunadamente, sí pudo grabar la conversación que mantuvo con el técnico, que explicó sus diferentes experiencias tales como ruidos, pisadas, o sombras desplazándose por la pared. Cuando el periodista decidió revisar más tarde la grabación pudo escuchar una extraña voz que no era ni la suya ni la del técnico. Al prestar atención a esa voz, que hablaba con un tono serio, seco y a distancia, parece decir la palabra “sombra” escuchándose una extraña respiración a continuación. Una voz que se burla de ellos. Este fenómeno dejó totalmente desconcertado al periodista, aunque esto sólo aumentó su interés por el lugar, aunque no ha sido capaz de dar una explicación a aquella voz.

La curiosidad por tales fenómenos se despertó en varias personas que, queriendo ser testigos de tales fenómenos, decidieron realizar algunas fotos del edificio. No fueron muchos los que pudieron captar algo pero, quienes sí pudieron hacerlo, captaron en una ventana lo que parecen ser dos monjas.

Los fenómenos no han dejado de suceder y hay quien asegura haber visto recientemente la silueta de una monja recorriendo los oscuros pasillos del edificio. De esta forma, el Rectorado de Ciudad Real se ha convertido en un punto de interés para todos los aficionados al mundo paranormal que esperan poder esclarecer qué provoca tales sucesos.

lunes, 5 de marzo de 2018

EL CASO VALLECAS


El número 8 de la calle Luís Marín de Vallecas fue durante 18 años la residencia familiar de Estefanía Gutiérrez Lázaro.
La joven despertó una gran curiosidad por el mundo paranormal, por lo que realizó sesiones de espiritismo en diferentes ocasiones. Tal era su conocimiento sobre el tema que cuando tenía 16 años decidió hacer una ouija con sus amigas, pues una de ellas quería contactar con su novio, que había fallecido recientemente en un accidente de moto.
Estefanía y sus amigas se reunieron en los baños del instituto y comenzaron con la sesión de ouija. Durante el "juego", el vaso se llenó de un extraño humo negro y dentro. Pero, en mitad de la sesión de espiritismo, una profesora las pilló. Tal fue el enfado de la maestra  que, al coger de forma brusca el tablero el vaso se rompió. En ese momento, Estefanía aspiró ese extraño humo que momentos antes había estado dentro del vaso, aunque aquello no pareció tener consecuencias.

Desgraciadamente, durante los meses posteriores Estefanía comenzó a sufrir extrañas convulsiones y a tener visiones de figuras famélicas y muy alargadas que rodeaban su cama, llamándola e invitándola a ir con ella. Además, en ocasiones hablaba con una voz grave que no era la suya y amenazaba a sus familiares. A partir de esos acontecimientos, la actitud de la joven con los demás cambió, pues se había vuelto fría y distante, por lo que recurrió a diferentes profesionales como psiquiatras o médicos sin obtener ningún resultado, pues no se pudieron diagnosticar enfermedades físicas o psíquicas.

El 13 de julio de 1991 la actitud de la joven cambió de forma inesperada e inexplicable, pues se abalanzó con agresividad sobre una de sus dos hermanas con intención de dañarla. Afortunadamente, su hermana pudo esquivar el ataque. Tras este acto, Estefanía se desplomó en el suelo inconsciente expulsando espuma por la boca. Finalmente, la joven recuperó la consciencia, aunque no recordaba absolutamente nada de lo que acababa de suceder. Las horas pasaron con normalidad, pero por la noche volvió a sufrir un ataque que hizo que cayese inconsciente de espaldas sobre la cama. Desgraciadamente, no recuperó la consciencia y fue ingresada en el hospital Gregorio Marañón, donde falleció a las 2 de la madrugada del 14 de julio a la edad de 18 años. Los médicos que la atendieron decretaron que el motivo de la muerte fue asfixia pulmonar, aunque dicha muerte les resultó sospechosa, pues no fueron capaces de encontrar el motivo a aquellos extraños ataques que había sufrido.

Los meses pasaron y la madre de Estefanía montó un pequeño altar con una foto de su hija, un lugar en el que poder ver el rostro de la joven y poder rezar.
Pero la pesadilla sólo acababa de comenzar, pues diferentes fenómenos inexplicables comenzaron a desarrollarse en el hogar aumentando la intensidad. Dichos fenómenos comenzaron con objetos que se desplazaban solos, vasos que se rompían, puertas que se abrían y cerraban, y sombras que recorrían las paredes.

Posteriormente, podían escuchar la voz de Estefanía llamando a gritos a su madre, algo que no era posible. Otras veces, encontraban la cama de la joven totalmente revuelta, lo que helaba la sangre de la familia de Estefanía. Y, cuando estos inexplicables sucesos tenían lugar, en las paredes retumbaban las crueles carcajadas de un anciano. La madre de Estefanía estaba totalmente convencida de que se trataba de su padre, fallecido cinco meses antes que su hija, quien antes de morir prometió hacerles la vida imposible pues les despreciaba a todos, especialmente a Estefanía.

La familia decidió enharinar el suelo, sólo para encontrar las huellas del calzado de un hombre. Colocaron hilos entre las puertas de la casa, encontrándolos arrancados cuando regresaban a la vivienda. Una noche la mujer se encontraba en su cama cuando notó que alguien, una presencia gélida, le tocaba las manos, por lo que, pensando que se había colado alguien en la casa, decidieron colocar una alarma. Dicha alarma llegó a sonar, sin que se encontrase nadie en la casa familiar.

Pero durante la noche el 1 de noviembre de 1992 tuvo lugar uno de los peores sucesos, pues la fotografía que la madre de Estefanía había colocado en el altar comenzó a arder de forma repentina, sin dañar el marco o el cristal que la adornaban.
Los acontecimientos siguieron desarrollándose hasta que el 27 de noviembre de 1992, las hermanas de Estefanía, que compartían cuarto, vivieron un espeluznante episodio de madrugada. Se despertaron al oír un lamento y, al abrir los ojos, pudieron ver que una silueta masculina, de cara lisa y negra se arrastraba por la habitación, mientras sus muñecas eran lanzadas contra la pared. Los padres se despertaron al escuchar los gritos de sus hijas, por lo que acudieron para ver lo que les sucedía, encontraron la habitación totalmente desordenada y sus hijas encogidas en un rincón, absolutamente muertas de miedo. Ante tal terrorífico suceso, el padre llamó desesperado a la policía, por lo que el inspector José Negri acudió rápidamente al domicilio acompañado de cinco agentes intrigados por el extraño aviso que habían recibido.
Además, se intrigaron más aún al encontrar a toda la familia en el portal. Cuando les preguntaron qué hacían todos allí, pues era una noche bastante fría, el padre respondió que una sombra negra y alta estaba rondando la casa, por lo que los policías se miraron extrañados y decidieron subir a la casa para comprobar qué sucedía.

En el momento en el que los policías acceden al comedor, las puertas de un mueble comenzaron a abrirse y cerrarse violentamente, por lo que cuatro de los agentes se negaron a quedarse allí y bajaron al portal. En cuanto al inspector y al otro agente de policía, siguieron al padre a la habitación de matrimonio para mostrarles una figura de Jesucristo que había sido arrancada del crucifijo y un póster que tenía el arañazo de lo que parecían ser tres garras. Mientras contemplaban asombrados la habitación, un fuerte ruido en la terraza les alertó, por lo que corrieron hacia allí sin poder aclarar qué había originado aquel estruendo.

Intentando tranquilizarse, los dos policías se fijaron en la mesa donde se encontraba el teléfono, pues pudieron apreciar una extraña mancha marrón que identificaron como babas, aunque desconocían quién o qué las había producido.

El inspector entró al baño, pues la familia afirmaba que era uno de los lugares donde más sucesos ocurrían, y pudo sentir un frío como nunca antes había sentido, un frío que le incomodaba como si hubiese alguien allí a quien él no pudiese ver.

Dichos sucesos fueron reflejados en el informe policial.
Tal fue la importancia del caso Vallecas por lo extraños que resultaban tales sucesos que apareció en diferentes medios de comunicación, algo que sigue sucediendo actualmente.


Los días pasaron y la familia, desesperada por no saber qué hacer, vendió la casa y se trasladó a un nuevo hogar. En ese nuevo hogar siguieron ocurriendo algunos fenómenos paranormales. El equipo del programa “Cuarto Milenio” entrevistó al matrimonio en su nuevo hogar. Cuando revisaron la grabación, pudieron escuchar unas extrañas voces que lanzaban amenazas. Afortunadamente, dichos fenómenos fueron perdiendo intensidad de forma progresiva hasta desaparecer. En cuanto a los nuevos inquilinos del antiguo hogar de Estefanía, no han sido testigos de extraños sucesos.

El Caso Vallecas se cerró sin que nadie pudiese explicar qué había desatado aquellos fenómenos o por qué se detuvieron, pero se convirtió en uno de los sucesos que ha atraído a más investigadores del mundo paranormal y que sigue siendo comentado por aquellas personas interesadas en el hechos sobrenaturales. Tal fue la repercusión mediática, que en el año 2017 se realizó una película basada en este caso llamada "Verónica".
Afortunadamente, el ente que produjese todos aquellos sucesos parece haber abandonado nuestro mundo para, con suerte, no volver.