Durante siglos en las laderas del barranco se realizaron excavaciones en
busca de fuentes de agua. De esta forma, se crearon ocho galerías para otorgar
agua a la población de la isla, teniendo vital importancia el Canal de Araya,
que transporta el agua desde este barranco hasta el área metropolitana de
Tenerife. Además en la parte más baja del cauce se excavaron varias canteras
para extraer grava.
Pero, a pesar de ser un lugar tan
importante para la subsistencia de la población, el Barranco de Tenerife había
ocultado durante siglos una cueva que alrededor de 1910 fue descubierta. En
aquella época, un grupo de obreros trabajaba excavando un pozo para buscar agua
cuando se toparon con una cueva en cuyo interior encontraron unas escaleras que
habían sido perfectamente talladas en la roca y que ascendían. Intrigados por
aquel descubrimiento, un par de obreros decidieron ascender por dichas
escaleras topándose en la parte superior con dos seres muy altos portando ropas
blancas. Al parecer, aquellos extraños hombres les indicaron dónde debían cavar
para poder encontrar el agua que necesitaban. No obstante, su presencia hizo
sentir incómodos a los obreros, que salieron corrieron asustados hacia el
cuartel de la guardia civil.
La noticia no tardó en extenderse por la
zona apareciendo enseguida diferentes especulaciones sobre aquel extraño
avistamiento. Algunos comentaron que se trataba de miembros de una antigua
tribu que moraba en el interior de las montañas. Otros comenzaron que la
presencia de aquellos extraños seres estaba relacionada con las extrañas luces
que frecuentemente podían divisarse en la zona.
Pero este no fue el único misterio, y es que en la zona tuvo lugar un gran
número de desapariciones inexplicables siendo la más conocida la de la llamada
“niña de las peras”.
De acuerdo con la historia, que tuvo lugar
a finales del siglo XIX y principios del XX, una niña se dirigió al Barranco de
Badajoz, pues sus padres la habían mandado a buscar algo de fruta. Pero durante
aquel viaje la niña desapareció. Las autoridades, ayudadas por los vecinos de
la zona, rastrearon incansablemente la zona sin encontrar ningún rastro que
indicase que la niña había estado allí. Simplemente la joven había desaparecido
dejando a unos padres realmente preocupados, apenados y sintiéndose culpables
por haber mandado a su hija sola. Pero al cabo de unas décadas, alguien llamó a
la puerta de su hogar y, cuando el matrimonio abrió la puerta, se encontró con
su hija aunque, para su sorpresa, mantenía el mismo aspecto que cuando tenía el
día que desapareció. La niña les explicó que se había quedado dormido bajo un
peral, pero que un ser muy alto y vestido de blanco la despertó. La niña se
sintió atraída por aquel extraño hombre y le siguió hasta el interior de una
cueva donde, tras descender por unas escaleras, llegaron a un jardín en el que
se encontraban más seres portando las mismas ropas. La niña se entretuvo
hablando con ellos hasta que, al percatarse de que no podía pasar allí más
tiempo, se marchó de la cueva. Lo más extraño es que, mientras que para la niña
no habían pasado más que unas horas, para sus padres habían trascurrido 30
años.
Tal fue el interés que esas historias
despertaron e los vecinos que muchos se acercaron a la zona tratando de saber
qué es lo que sucedía. Como respuesta a este interés, muchos testigos hablaron
de extrañas luces blancas que se desplazan por el barranco, extraños cánticos
que resuenan en el interior de las paredes del lugar, una brusca baja de
temperatura, o la sensación de que alguien les vigila. Todos estos sucesos ha
despertado el temor en quienes se atrevieron a pasar la noche en el Barranco de
Badajoz.
Todos estos testimonios despertaron la
curiosidad de diferentes investigadores de lo paranormal que se acercaron al
lugar para tratar de vislumbrar lo que allí ocurría. Uno de ellos fue el
fotógrafo Teyo Bermejo, quien se dirigió una noche al Barranco para tomar
algunas imágenes. En un momento dado, escuchó un aleteo encima de él, por lo
que decidió tomar algunas fotografías del lugar del que procedía aquel sonido.
Tras revelar las fotografías, el hombre vio sorprendido que sobre el papel de
fotografía se mostraba una figura alada de gran tamaño, aunque bastante
desenfocada. Desgraciadamente, no fue posible averiguar qué era aquella
silueta.
Además de este fotógrafo, otros investigadores de lo paranormal decidieron
investigar el lugar, como el director de la revista “Más Allá", Fernando
Jiménez del Oso, o el presentador del programa Cuarto Milenio, Iker Jiménez.
Ambos investigadores coincidieron en que el lugar es una puerta a otra
dimensión, lo que podría explicar la aparición de los extraños seres, así como
la desaparición de “la niña de las peras”.
Actualmente, el Barranco de Badajoz es un bello entorno natural atractivo
para aquellas personas a quienes les guste disfrutar de la naturaleza, y para
quienes se sienten atraído por el mundo paranormal.
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