viernes, 8 de marzo de 2019

EL MISTERIO DEL BARRANCO DE BADAJOZ

En Tenerife, concretamente en el municipio de Güímar, situado al sureste de la isla se encuentra el Barranco de Badajoz. Dicho barranco recibió su nombre por el conquistador Juan de Badajoz, quien recibió tierras en esa zona tras la conquista de las islas Canarias a finales del siglo XV.
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Durante siglos en las laderas del barranco se realizaron excavaciones en busca de fuentes de agua. De esta forma, se crearon ocho galerías para otorgar agua a la población de la isla, teniendo vital importancia el Canal de Araya, que transporta el agua desde este barranco hasta el área metropolitana de Tenerife. Además en la parte más baja del cauce se excavaron varias canteras para extraer grava.
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Pero, a pesar de ser un lugar tan importante para la subsistencia de la población, el Barranco de Tenerife había ocultado durante siglos una cueva que alrededor de 1910 fue descubierta. En aquella época, un grupo de obreros trabajaba excavando un pozo para buscar agua cuando se toparon con una cueva en cuyo interior encontraron unas escaleras que habían sido perfectamente talladas en la roca y que ascendían. Intrigados por aquel descubrimiento, un par de obreros decidieron ascender por dichas escaleras topándose en la parte superior con dos seres muy altos portando ropas blancas. Al parecer, aquellos extraños hombres les indicaron dónde debían cavar para poder encontrar el agua que necesitaban. No obstante, su presencia hizo sentir incómodos a los obreros, que salieron corrieron asustados hacia el cuartel de la guardia civil.

La noticia no tardó en extenderse por la zona apareciendo enseguida diferentes especulaciones sobre aquel extraño avistamiento. Algunos comentaron que se trataba de miembros de una antigua tribu que moraba en el interior de las montañas. Otros comenzaron que la presencia de aquellos extraños seres estaba relacionada con las extrañas luces que frecuentemente podían divisarse en la zona.

Pero este no fue el único misterio, y es que en la zona tuvo lugar un gran número de desapariciones inexplicables siendo la más conocida la de la llamada “niña de las peras”.
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De acuerdo con la historia, que tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX, una niña se dirigió al Barranco de Badajoz, pues sus padres la habían mandado a buscar algo de fruta. Pero durante aquel viaje la niña desapareció. Las autoridades, ayudadas por los vecinos de la zona, rastrearon incansablemente la zona sin encontrar ningún rastro que indicase que la niña había estado allí. Simplemente la joven había desaparecido dejando a unos padres realmente preocupados, apenados y sintiéndose culpables por haber mandado a su hija sola. Pero al cabo de unas décadas, alguien llamó a la puerta de su hogar y, cuando el matrimonio abrió la puerta, se encontró con su hija aunque, para su sorpresa, mantenía el mismo aspecto que cuando tenía el día que desapareció. La niña les explicó que se había quedado dormido bajo un peral, pero que un ser muy alto y vestido de blanco la despertó. La niña se sintió atraída por aquel extraño hombre y le siguió hasta el interior de una cueva donde, tras descender por unas escaleras, llegaron a un jardín en el que se encontraban más seres portando las mismas ropas. La niña se entretuvo hablando con ellos hasta que, al percatarse de que no podía pasar allí más tiempo, se marchó de la cueva. Lo más extraño es que, mientras que para la niña no habían pasado más que unas horas, para sus padres habían trascurrido 30 años.

Tal fue el interés que esas historias despertaron e los vecinos que muchos se acercaron a la zona tratando de saber qué es lo que sucedía. Como respuesta a este interés, muchos testigos hablaron de extrañas luces blancas que se desplazan por el barranco, extraños cánticos que resuenan en el interior de las paredes del lugar, una brusca baja de temperatura, o la sensación de que alguien les vigila. Todos estos sucesos ha despertado el temor en quienes se atrevieron a pasar la noche en el Barranco de Badajoz.

Todos estos testimonios despertaron la curiosidad de diferentes investigadores de lo paranormal que se acercaron al lugar para tratar de vislumbrar lo que allí ocurría. Uno de ellos fue el fotógrafo Teyo Bermejo, quien se dirigió una noche al Barranco para tomar algunas imágenes. En un momento dado, escuchó un aleteo encima de él, por lo que decidió tomar algunas fotografías del lugar del que procedía aquel sonido. Tras revelar las fotografías, el hombre vio sorprendido que sobre el papel de fotografía se mostraba una figura alada de gran tamaño, aunque bastante desenfocada. Desgraciadamente, no fue posible averiguar qué era aquella silueta.
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Además de este fotógrafo, otros investigadores de lo paranormal decidieron investigar el lugar, como el director de la revista “Más Allá", Fernando Jiménez del Oso, o el presentador del programa Cuarto Milenio, Iker Jiménez. Ambos investigadores coincidieron en que el lugar es una puerta a otra dimensión, lo que podría explicar la aparición de los extraños seres, así como la desaparición de “la niña de las peras”.

Actualmente, el Barranco de Badajoz es un bello entorno natural atractivo para aquellas personas a quienes les guste disfrutar de la naturaleza, y para quienes se sienten atraído por el mundo paranormal.

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