lunes, 30 de abril de 2018

LA CASA DE ZORRILLA


En la calle Fray Luis de Granada de Valladolid se encuentra una casa renacentista del siglo XVI perteneciente a los Marqueses de Revilla. Este inmueble sencillo de dos plantas, con sótano y jardín,  fue alquilado por los padres del poeta José Zorrilla, que vivió allí durante los primeros siete años de su vida, haciéndolo de nuevo tras regresar de México en 1866.

Siendo niño, el poeta siempre mostró un gran interés por cuestiones esotéricas, además de llegar a escribir estando sonámbulo.

No obstante, su mayor encuentro con el mundo paranormal tuvo lugar cuando tenía cinco años, tal y como explica en su obra autobiográfica “Recuerdos del Tiempo Viejo”. En la casa había una habitación de la que estaba prohibido hablar y que nunca se abría, salvo cuando las criadas accedían a ella para abrir la ventana y permitir que el aire entrase a su interior, cerrando posteriormente la puerta. No obstante, en una ocasión una de las criadas olvidó cerrar la puerta con llave por lo que Zorrilla, lleno de curiosidad, entró. En aquella habitación vio, según su descripción, sentada en el sillón a una señora de cabello empolvado, encajes en los puños y ancha falda de seda verde a quien él no había visto antes. La mujer le hizo señas para que se acercase a ella, lo que el poeta hizo. La mujer le cogió de la mano y le acarició el cabello mientras decía con voz suave que era su abuela paterna, la cual había fallecido antes de que el poeta naciese. Para José Zorrilla aquel encuentro fue real y pudo sentir realmente el contacto de aquellas manos que le llenaron el cuerpo de calidez.
En el mismo libro, Zorrilla relata que, cuando tenía alrededor de doce años fue a Torquemada, pues allí se encontraba la casa en la que nació su padre. Se encontraban los dos en el desván cuando Zorrilla encontró cubierto de polvo el retrato de una mujer. Aquella mujer, de nombre Nicolasa, fue la anciana que se presentó como su abuela.

Tras aquel suceso, José Zorrilla no volvió a encontrarse con su abuela, o al menos no lo quiso dejar reflejado en su obra.

Tras la muerte del poeta en 1893, el Ayuntamiento de  Valladolid adquirió el inmueble para convertirlo en un museo, habilitándose la planta baja como biblioteca.

Se conservaron varios muebles originales del poeta, como el escritorio en el que murió mientras escribía.
Además, es posible encontrar la máscara funeraria del autor, que se utilizó para la realización del monumento al poeta que se encuentra en la Plaza de Zorrilla de dicha localidad.
Pero los problemas comenzaron en 2007 cuando, tras la remodelación del museo, se decidió quitar la habitación de la abuela Nicolasa del circuito de visitas. En ese momento, según el testimonio de diversos empleados, diferentes fenómenos inexplicables se desarrollaron: las luces se encendían y se apagaban solas, los proyectores con los que se enseñan videos informativos a las visitas se ponían en marcha, algunos muebles se movían, los cajones se abrían, algunos espejos se rompían y varios objetos desaparecían.
Tal fue la desesperación de los trabajadores de la Casa de Zorrilla que pidieron que esa habitación volviese a ser parte del recorrido turístico de la casa. Tras conseguirlo, los inexplicables sucesos dejaron de desarrollarse.

Actualmente, aunque esta habitación atrae a muchos turistas que esperan poder ser testigos de la manifestación de la abuela Nicolasa, no se han vuelto a producir hechos paranormales. No obstante, quizás la abuela de José Zorrilla sigue allí, observando en silencio a quienes deciden visitar su habitación.

lunes, 23 de abril de 2018

LA VAMPIRA DEL RAVAL

En Barcelona vivió entre los siglos XIX y XX Enriqueta Martí Ripollés, quien recibiría el apodo de “La vampira del Raval”
Siendo joven, la vampira del Raval se trasladó desde Sant Feliu de Lolobregat, su ciudad natal, a Barcelona, donde comenzó a trabajar como niñera, aunque enseguida comenzó a ejercer la prostitución.

Enriqueta se casó en 1895 con un pintor, aunque el matrimonio fracasó por la costumbre de la mujer de frecuentar a gentes de mala vida y seguir ejerciendo la prostitución, además de ser una persona con un carácter impredecible.



La vampira del Raval llevaba una doble vida. Durante el día se dedicaba a mendigar y a pedir ayuda en casas de caridad, vistiendo harapos y llevando a niños a los que hacía pasar por sus hijos. Por otro lado, durante la noche vestía con ropas lujosas y se relacionaba con la alta sociedad de Barcelona. Se cree que en esta esfera de la sociedad prostituía a los niños a los que secuestraba.

En 1909 fue detenida por regentar un burdel donde se ofrecían servicios sexuales de niños con edades comprendas entre los 3 y los 14 años. No obstante, sus relaciones con la alta sociedad hicieron que nunca se celebrase un juicio contra ella.


En febrero de 1912 secuestró a su última víctima: Teresita Guitart Congost, a la que se buscó durante semanas sin encontrarse pistas, lo que causó indignación entre los ciudadanos que reprochaban a la policía su pasividad.
Afortunadamente, una vecina de Enriqueta vio en el domicilio de la vampira del Raval a una niña con el cabello rapado mirando desde un ventanal. Aquella vecina no había visto nunca a esa niña y le resultó sospechoso, por lo que dio a la policía aquella información.

Por ello, y por haber recibido denuncias de tenencia de gallinas en el piso, un grupo de agentes fueron a buscar a la vampira del Raval. No obstante, ella no ofreció resistencia para que los agentes entrasen en su domicilio, pensando que así no levantaría sospechas y se marcharían. Pero no fue así, y los policías encontraron a dos niñas en el piso, una de las cuales era Teresita.
El testimonio de ambas niñas fue fundamental para poder juzgar a la vampira del Raval. Teresita explicó como en un momento en el que se separó de su madre, Enriqueta se la llevó ofreciéndole caramelos. Una vez en la casa, la mujer le cortó el cabello y la amenazó para no contarle a nadie quién era, obligándola a decir que ella era su madrastra. La mal alimentaba con patatas y pan duro. Y tenía prohibido asomarse a las ventanas y los balcones. Según testificó la niña, en una ocasión ella y la otra niña se quedaron solas en la casas y, explorando en una de las “habitaciones prohibidas”, descubrieron un saco con ropa de niña y un cuchillo, ambos manchados de sangre.

En cuanto a la declaración de la otra niña, explicó que coincidió en la casa con un niño de cinco años al que Enriqueta mató en la mesa de la cocina. La niña fue testigo de la escena, aunque lo hizo a escondidas para que la vampira del Raval no la descubriese y le hiciese lo mismo. Los agentes no pudieron identificar quien era aquella niña, ni quienes eran sus padres, hasta que la vampira del Raval confesó que se la robó a su cuñada cuando acaba de nacer, haciéndole creer a su verdadera madre que había muerto al nacer.

El piso se inspeccionó una segunda vez, encontrándose el saco del que habían hablado las niñas. Pero no fue lo único alarmante que encontraron, pues en otro saco había huesos de niños, con marcas de haber estado expuestos al fuego. En otra habitación descubrieron unos cincuenta botes con restos humanos en conservación. Con estos retos preparaba diferentes ungüentos que luego vendía a gente de clase alta, pues pagaba grandes sumas de dinero por estos remedios que se decían servían para curar diferentes enfermedades como tuberculosis.

Del mismo modo, se registraron otros dos pisos en los que había residido, encontrándose en ambos restos de niños ocultos en el falso techo y en falsas paredes. En función de la ropa que se encontró, descubrieron que la mayoría de los niños secuestrados pertenecían a familias de bajos recursos, pues no disponían de medios suficientes para buscar a sus hijos desaparecidos.

Se convirtió así en la asesina en serie más mortífera del país, sin llegarse a saber con total exactitud el número de niños a los que secuestró y mató aunque, desgraciadamente, fue bastante elevado, extendiéndose así el temor y la rabia entre muchas familias.

La vampira del Raval fue encarcelada en la prisión Reina Amalia esperando a que se celebrase su juicio.

No obstante, intentó suicidarse cortándose las venas con un cuchillo de madera. Este hecho desató la indignación, pues los ciudadanos querían que la cruel mujer llegase a juicio y fuese ajusticiada en el garrote vil. Por tal motivo, hicieron que tres reclusas compartiesen celda con ella para evitar que se autolesionase o se intentase quitar la vida.

Pero el juicio no se llegó a celebrar pues un grupo de presas le propinaron una brutal paliza que acabó con su vida en la madrugada del 12 de mayo de 1913, aunque se ocultó el auténtico motivo estableciéndose como versión oficial que había muerto a raíz de una larga enfermedad.

La historia de la Vampira del Raval ha sido reflejada en diferentes medios como en uno de los capítulos de "El Ministerio del Tiempo".

lunes, 16 de abril de 2018

EL BAÚL DEL MONJE


En el número 10 de la calle Marqués del Monasterio, en Madrid, se ubicaba “El Baúl del Monje” una tienda de antigüedades que fue foco de los ataques de un poltergeist.
A finales de la década de los 90 en este lugar comenzaron a producirse una serie de acontecimientos extraños.

Ángela y Noel, los propietarios del negocio, relataron los diferentes sucesos inexplicables que habían vivido. Al principio, eran sucesos asilados a los que preferían quitar importancia. Un día, mientras organizaban la tienda, un velón que tenían encima del mostrador se encendió solo. En otra ocasión, Noel tiró a la basura una cabeza de carnero, la cual encontraron poco después en la puerta del local. Pero los sucesos que más se repetían eran las materializaciones y desmaterializaciones de objetos, los cuales cambiaban de habitación sin que nadie los moviese, y la sensación de que la temperatura sufría un brusco descenso. Las lámparas se movían solas, los grifos se abrían solos, o la vajilla se estrellaba contra el suelo, surgía olor a podrido en algunas habitaciones, y en el interior de uno de los armarios olía a pelo quemado.
Pero esos fenómenos no fueron presenciados solamente por el matrimonio, pues varios clientes fueron testigos de dichos sucesos, ante los cuales huían de la tienda al no haber una explicación razonable para que comenzasen a caer objetos sin motivo aparente. Así mismo, en la parte trasera de la tienda, Ángela impartía clases de restauración, y los alumnos fueron testigos de algunos de estos fenómenos. Además, los vecinos y el portero del inmueble donde el local se situaba dieron testimonio de escuchar voces y ruidos en la tienda, lo que les hacía pensar que alguien trabajaba allí a altas horas de la noche, pero cuando estos ruidos se producían, el matrimonio se encontraba en su domicilio, lejos de la tienda.

Los sucesos se tornaron más violentos y siempre parecían ocurrir a la misma hora. Por ese motivo, en varias ocasiones el matrimonio cerraba la tienda para cenar y regresaban para ver qué había sucedido. En una de esas ocasiones, al regresar a la tienda los vasos con agua que habían dejado para mantener la humedad de la madera de los muebles, salieron despedidos contra unas esculturas romanas.

Tal fue la fuerza de esos sucesos que el grupo paranormal Hepta decidió investigar lo que sucedía. Tales sucesos fueron descritos como agresivos, de gran intensidad y muy frecuentes. Por ello se llegó a la conclusión de que se trataba de la actividad de un “poltergeist”, al que definieron como "una fuerza que no se ve, actuando con violencia y desafiando todas las leyes de la física". El equipo de investigadores presenció cómo un objeto cayó con violencia desde el techo contra una mesa. Tal fue la fuerza del impacto que, de haber golpeado a alguno de los allí presentes, hubiese provocado graves heridas. Así mismo, fueron testigos de cómo diversos objetos, como sillas, salían despedidas de un punto a otro de la tienda.
Uno de los investigadores utilizó un magnetómetro, no siendo capaz de percibir ningún tipo de campo electromagnético en un punto de la tienda, lo cual es imposible ya que la Tierra está cruzada por varios campos electromagnéticos.

Con el tiempo la intensidad de los fenómenos se fue reduciendo hasta, finalmente, desaparecer. No obstante, los propietarios abandonaron el local pues la presencia del poltergeist afectó negativamente a sus ventas.

Actualmente se desconoce cuál fue el origen de dicha actividad paranormal, aunque se existen tres teorías diferentes. La primera asegura que se trata de un abogado que, varios años atrás, murió intoxicado por el humo de un incendio que se produjo en el edificio al quedarse dormido mientras fumaba. La segunda teoría explica que los fenómenos fueron producidos por un objeto maldito que se encontraba en la tienda de antigüedades. Por último, una investigadora del grupo Hepta considera que el causante de tal inexplicable actividad es el propietario, pues se constató que cuando el hombre estaba nervioso los ruidos y el movimiento de objetos eran mucho más frecuentes y violentos.

Sea cual sea la verdad, el Baúl del Monje será siempre conocido por su constante actividad paranormal y el poltergeist que allí habitaba.

jueves, 12 de abril de 2018

LAS PREMONICIONES DE LORCA

Federico Garcia Lorca, nacido en Fuente Vaqueros (Málaga) el 5 de junio de 1898 pasó a la historia por ser escritor de teatro y poesía de la Generación del 27, siendo autor de destacables obras como Poeta en Nueva York, Yerma, La Casa de Bernarda Alba, Bodas de Sangre o Romancero Gitano entre otras.

Desgraciadamente, Lorca fue fusilado en el camino que une las localidades de Víznar y Alfracar en la madrugada del 19 de agosto de 1936, un mes después de iniciarse la Guerra Civil, para posteriormente ser depositado en una fosa común.
Según descubrieron diferentes historiadores, el autor fue fusilado junto a un maestro republicano y dos banderilleros anarquistas cerca de una pedanía llamada Fuente Grande. 
Este lugar se terminó convirtiendo en una gran fosa común donde fueron sepultadas entre 3000 y 4000 personas.
La muerte del poeta fue una sorpresa para muchos aunque, quizás, no lo fue para el autor. El motivo es que algunos de los poemas que escribió parecen indicar cómo, dónde y cuándo sería su trágica muerte. Según parece, Federico García Lorca tenía premoniciones.
En la obra “Poeta en Nueva York”, se encuentra el poeta “Fábula y rueda de tres amigos”, el cual es el siguiente:

“Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos
para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna
huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados”.

Coincide este poema con la muerte de Lorca, pues fue asesinado en campo abierto, donde crecen margaritas entre otro tipo de flores silvestres. Los tres esqueletos harían referencia a los tres hombres que fueron fusilados con él. Además, actualmente sus restos no han sido encontrados a pesar de haber sido buscados en esa fosa común. Respecto al nombre de todos sus ahogados, parece indicar el nombre de todas las personas injustamente sepultadas allí que cayeron en el olvido hasta que se iniciaron ciertas investigaciones sobre la búsqueda e identificación de los restos.

Pero no es esta el único poema premonitorio de Lorca, pues en “Romance del emplazado”, uno de los poemas que componen “Romancero Gitano”, Lorca escribió las siguientes líneas:
“El veinticinco de junio
le dijeron a el Amargo:
Ya puedes cortar si gustas
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojada
te morderán los zapatos.
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados,
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos meses
yacerás amortajado”.

El poema comienza citando el “25 de junio”, y finaliza con la frase “Porque dentro de dos meses yacerás amortajado”. El autor fue fusilado en agosto, dos meses después del mes de junio. Además, este acto tuvo lugar de noche, en un área rodeada de montes y cerca de una zona con agua. Así mismo, era frecuente en las fosas comunes cubrir los cuerpos de cal para evitar diferentes epidemias.

Finalmente, en el poema “Sueño”, el autor escribió las siguientes líneas:


“Mi corazón reposa junto a la fuente fría.
(Llénala con tus hilos,
araña del olvido)
El agua de la fuente su canción le decía.
(Llénala con tus hilos,
araña del olvido)
Mi corazón despierto sus amores decía.
(Araña del silencio,
téjele tu misterio)
El agua de la fuente lo escuchaba sombría.
(Araña del silencio,
téjele tu misterio)
Mi corazón se vuelca sobre la fuente fría.
(Manos blancas, lejanas,
detened a las aguas.)
Y el agua se lo lleva cantando de alegría.
(¡Manos blancas, lejanas,
nada queda en las aguas!)”

Una vez, se menciona al hecho de que el cuerpo de Lorca, en este caso “su corazón”, reposa junto a una fuente (La Fuente Grande). Además, la araña del olvido parece indicar el hecho de no haberse encontrado su cuerpo a día de hoy.

En cuanto a la obra de teatro “Así que pasen cinco años”, fue concluida el 19 de agosto de 1931. Trágicamente, exáctamente cinco años después de ser finalizada, se produjo la muerte del autor. La obra contiene frases como “Así que pasen cinco años caeremos todos en un pozo profundo”. Ese pozo profundo podría ser el lugar en el que fue fusilado. Además, en la misma obra, el personaje protagonista es abatido de un disparo en el corazón por tres jugadores de cartas que le "arrebatan el As de corazones". Es interesante relacionar a estos tres jugadores con las tres personas culpables de la detención y posterior asesinato del poeta: Ruiz Alonso, Martín Lagos y Trescastro.

Pero Federico García Lorca no reflejó sus premoniciones sólo mediante sus obras pues se lo comentó a algunos de sus más cercanos amigos. Prueba de ello es que, según hizo saber al también poeta Pablo Neruda, Lorca se encontraba en una gira de teatro con la compañía “La Barraca” cuando durante una noche en la que no conseguía dormir decidió dar una vuelta por los alrededores. En un momento dado, Lorca se sintió agobiado sintiendo que algo cruel iba a ocurrir y tuvo una visión en la que un pequeño cordero aparecía en aquel lugar para pastar cuando, de repente, una piara de varios cerdos negros se abalanzaba sobre el animal matándolo y devorándolo después. Tal fue el impacto que aquella escena le causó que ordenó a la compañía de teatro que continuase el camino. Según Neruda, aquella visión fue una representación anticipada de la muerte de su amigo, de una inocente criatura que fue injustamente asesinada por un grupo de salvajes.

En otra ocasión, Lorca se encontraba con su amigo Rafael Martínez Nadal caminando por las afueras de Madrid. En aquel momento, Lorca se mostró agitado y tembloroso y le dijo a su amigo que aquel lugar se iba a llenar de muertos. Años más tarde, en aquel lugar numerosas personas perdieron su vida durante la Guerra Civil.

Otra curiosa premonición que Lorca, que refleja el historiador Ian Gibson en su obra “Vida, pasión y muerte de García Lorca”, se desarrolló en Granada durante una comida en casa de unos amigos. Durante la comida, según testimonios, Lorca comenzó a sudar y dijo que había que salir de allí, pues aquel lugar estaba lleno de muertos. Varios días más tardes, el dueño de la casa descubrió que habían estado comiendo sobre el osario de un antiguo convento de dominicas.

Estos hechos, auténticas premoniciones o frutos de la casualidad, otorgan mucho más misterio a la vida y muerte del poeta.

lunes, 9 de abril de 2018

EL FANTASMA DE LA ANTIGUA DIPUTACIÓN DE GRANADA


En el número 26 de la calle Mesones de Granada se encuentra un emblemático edificio que fue, durante algunos años, la Diputación de esta ciudad andaluza.
No obstante, es un edificio que ha sufrido diversas reformas y transformaciones ya que, en sus orígenes, durante el periodo nazarí, fue una mezquita. Tras la reconquista, la mezquita fue transformada en una ermita consagrada a San Sebastián y a San Roque. Esta ermita estuvo activa hasta que en el año 1508 se comenzó a construir sobre ella la parroquia de la Magdalena, que contó con un pequeño cementerio, finalizando su construcción en 1520. 

Este proyecto fue llevado a cabo por inicitativa de una comunidad de comerciantes asturianos que se habían asentado en esa zona de la ciudad. Además, durante el siglo XVII el incremento de la población en esa época favoreció la ampliación y remodelación del templo, que finalizó en 1651. Pero la mala fama se apoderó del lugar, pues los vecinos decían que estaba maldito ya que las imágenes religiosas que albergaba en su interior se desprendían constantemente.

En 1840 la parroquia fue cerrada y sus feligreses se trasladaron al Convento de las Angustias, que se encontraba a escasos metros de esta parroquia. Varios años más tarde, la calle Mesones fue ensanchada, por lo que la parroquia fue parcialmente demolida. No obstante, la portada de la fachada se donó a la Escuela del Ave María del Sacromonte, donde se encuentra a día de hoy. La parte de la parroquia que se mantuvo en pie quedó integrada en un edificio que se utilizó como almacén de telas. 
Pero la tragedia sacudió los “Almacenes La Magdalena” cuando uno de los dueños se ahorcó colgándose de una de las vigas de la antigua iglesia. Además, los empleados de los almacenes eran incapaces de ir solos al lugar donde guardaban los materiales pues temían que algo se les pudiese caer encima hiriéndolos o incluso matándolos. Tras este suceso, el rumor de la maldición que se había instalado en la antigua parroquia cobró más fuerza y el almacén se cerró.

En el año 1971 se demolió el edificio por completo para construir una sucursal de la cadena norteamericana Woolworth. Pero la remodelación del edificio supuso encontrar restos humanos tras uno de los muros originales. Según se investigó se trataba de huesos de niñas que habían sido emparedadas. Durante el periodo de remodelación del inmueble se desprendió una grúa que costó la vida de un peón. Como consecuencia se suicidaron un capataz y un vigilante.

Finalmente, el edificio comenzó a funcionar y se crearon puestos de trabajo, aunque los nuevos empleados no imaginaban las pesadillas que vivirían allí. Independientemente de la hora, fuese por la mañana, por la tarde, o por la noche, los empleados comentaban alarmados que se producían extraños e inexplicables sucesos: las escaleras mecánicas se activaban solas, algunas luces se encendían o apagaban, las estanterías se movían, o los productos que en ellas se depositaban se caían solos. Quizás este hecho aceleró el fracaso del almacén, que se cerró siete años después de su apertura.

En 1985 el edificio se convirtió en la Diputación Provincial, pero los extraños fenómenos no dejaron de suceder, pues las máquinas de escribir funcionaban solas, los cajones de las mesas se abrían y cerraban, algunos objetos desaparecían, y se escuchaban gritos que helaban la sangre. Estos fenómenos hicieron que en 1986 Juan Burgos, líder del grupo Omega, realizase una investigación en el edificio que duró tres días. Durante investigación se contrastó que algunos objetos se desplazaban sin que nadie los moviese, en algunas paredes se proyectaban extrañas luces, había alteraciones electromagnéticas, pudieron sentir tirones del pelo y manos que les agarraban, así como varias psicofonías que parecían la voz de un hombre. Pero el descubrimiento que tuvo más repercusión tuvo lugar en la abertura del muro donde fueron hallados los restos de las niñas. En ese lugar sintieron una extraña presión que hizo que el medidor magnético enloqueciese. A continuación, un humo espeso salió de dicha obertura que formó un rostro frente al muro que les miraba. Se trataba de un hombre con sombrero de unos cuarenta y cinco años de edad con pelo canoso, ojos pequeños y hundidos, nariz recta y labios finos. Era un rostro triste del que se hizo un retrato robot.
Diferentes vecinos de avanzada edad aseguraron que aquel retrato era el del Padre Benito, quien fuese el último párroco de la iglesia, cuya orden religiosa prohibió entregar la fortuna que heredó a los niños pobres de Granada.

Tras conocerse los resultados de dicha investigación, que fueron publicados en 1989 por el periódico IDEAL, los trabajadores se negaron a seguir trabajando allí, por lo que en 1993 la Diputación se trasladó a otro edificio.
Actualmente, tras sufrir una remodelación en la que se abrieron 39 balcones llenando el interior del inmueble de luz, el edificio acoge al Catastro. Tras esta última remodelación los sucesos paranormales parecen haberse detenido. No obstante, hay curiosos que visitan su interior, pues se ha establecido en el edificio una ruta paranormal, deseosos de ser testigos de aquellos inexplicables hechos que tanto asustaban a los diferentes empleados que trabajaron entre aquellas paredes.

lunes, 2 de abril de 2018

LOS FANTASMAS DEL MUSEO REINA SOFÍA


El Museo Reina Sofía, situado en Madrid, se inauguró en 1992 y actualmente expone arte de los siglos XX y XXI.
Dicho museo se sitúa donde antiguamente se ubicaba un albergue en el que se alojaban mendigos y personas sin recursos, quienes eran enterrados allí tras su muerte.

Posteriormente, se construyó en aquel mismo lugar un nuevo edificio durante el reinado de Felipe II, pues pretendía construirse un hospital para centralizar las diferentes casas de salud que estaban dispersas por la ciudad. Este hospital recibió el nombre de “Hospital General de Madrid”.

Finalizada su construcción comenzó el traslado de los enfermos a este nuevo hospital. El edificio llegó a tener diecisiete salas, siendo ocupadas cada una por 60 enfermos. El ingreso de pacientes era prácticamente constante. Esta situación llevó a los servicios asistenciales al límite, pues durante las diferentes guerras del Imperio Español sus estancias se abarrotaron de soldados. El hospital cada vez estaba más empobrecido, por lo que fue necesario buscar diferentes formas de financiación como la rifa de objetos donados por los pacientes y sus familias.

Además, debido a las diferentes epidemias que asolaron Madrid, murieron miles de personas en este hospital. Tal era la situación, que los cadáveres se amontonaban, por lo que muchos fueron enterrados en el subsuelo del propio edificio. Por ese motivo, el número de osarios que allí se encontraban era enorme.

Durante el siglo XIX comenzaron los rumores sobre extrañas apariciones pues, según el testimonio de varios pacientes, en las habitaciones aparecían fantasmas para anunciarles que su muerte estaba próxima.

Durante la Guerra Civil se convirtió en un hospital de sangre y en una prisión. Entre sus muros se torturó y ejecutó a una gran cantidad de personas, amontonándose los cuerpos sin vida en los pasillos.

Al finalizar la guerra, el edificio se reabrió como Hospital General de Madrid, cerrando sus puertas en 1965.
Durante años permaneció abandonado y se planteó su demolición, pero la Dirección General de Bellas Artes consiguió que en 1977 fuese declarado edificio histórico-artístico. Finalmente, en el edificio se abrió el Museo Reina  Sofía.

No obstante, durante las obras de acondicionamiento del museo tuvieron lugar diferentes macabros hallazgos tales como esqueletos, calaveras o cadáveres de niños. Durante una de las fases de remodelación se encontraron tres monjas momificadas enterradas en la capilla del antiguo hospital. Actualmente, ese lugar se utiliza como sótano y, según aseguran los empleados del museo, es el lugar en el que se producen la mayoría de los fenómenos paranormales. 
Y es que, desde que se inaugurase el museo, este emblemático edificio ha sido protagonista de sucesos inexplicables que han producido crisis nerviosas o episodios de ansiedad entre los empleados, algunos de los cuales se vieron obligados a solicitar la baja laboral. Figuras con forma humana que se desplazaban por las salas, monjas que se pasean haciendo sonar sus rosarios, voces, gritos y quejidos en salas vacías, puertas que se abren y cierran solas, o alarmas que se activan sin motivo aparente son sólo algunos de los testimonios recogidos por los empleados.

Tal fue la repercusión de estos sucesos que el grupo Hepta, un equipo de profesionales que investigan sucesos paranormales, dirigido por el sacerdote José María Pilón, decidió estudiar la situación.

Por ello, acudieron al museo siendo testigos de fenómenos inexplicables como que los ascensores se activasen solos por las noches, a pesar de haber desactivado el suministro de energía eléctrica. Utilizando diferentes aparatos descubrieron que tras la pared de un almacén había cuerpos enterrados, por lo que pidieron permiso para poder hacer un orificio en la pared, encontrando una serie de lápidas antiguas.

Además, su investigación les ayudó a descubrir que los sucesos comenzaron cuando la famosa obra de Picasso, el Guernica, fue trasladado del Casón del Buen Retiro a dicho museo.
Por ello, hay que aseguraba que se trataba del fantasma del pintor enfadado por el traslado de su cuadro a otro lugar. Aunque una médium confirmó que se trataba del espíritu de un sacerdote que murió torturado durante la Guerra Civil en una zona del hospital que fue utilizada como cárcel. Un fotógrafo, previamente autorizado, tomó una fotografía del Guernica cuando se encontraba solo en la sala. Al revelar la fotografía pudieron ver la figura de un hombre justo delante de la obra de Picasso.

No obstante, según cuenta el periodista Ángel del Río, algunos vigilantes nocturnos, quitándole seriedad a la existencia de un fantasma, decidieron invocarle mediante una sesión con la tabla ouija. El espíritu, que se presentó como un hombre llamado Ataúlfo que fue ejecutado tras asesinar a cinco personas, les comunicó que uno de los presentes se debía preparar para sufrir una gran desgracia. A los pocos días, un familiar de aquel vigilante falleció en un accidente de tráfico. Por este motivo, fueron varios los empleados que pidieron el traslado a otro centro. Pero aquel no fue el único ente que contacto con ellos, pues diferentes espíritus de distintas épocas se comunicaban con ellos contándoles el motivo por el que sus almas vagaban sin encontrar el tan esperado descanso eterno.

Actualmente, no ha vuelto a haber indicios de actividad paranormal. Quizás los espíritus atormentados han encontrado la forma de pasar al otro lado. O quizás los miembros del Museo se han esforzado por ocultar todos los sucesos inexplicables que suceden. Sea como sea, el Museo Reina Sofía es un lugar que invita a los turistas, no solo por sus importantes obras de arte, si no por los secretos que esconde y que aún quedan por descubrir.