lunes, 30 de abril de 2018

LA CASA DE ZORRILLA


En la calle Fray Luis de Granada de Valladolid se encuentra una casa renacentista del siglo XVI perteneciente a los Marqueses de Revilla. Este inmueble sencillo de dos plantas, con sótano y jardín,  fue alquilado por los padres del poeta José Zorrilla, que vivió allí durante los primeros siete años de su vida, haciéndolo de nuevo tras regresar de México en 1866.

Siendo niño, el poeta siempre mostró un gran interés por cuestiones esotéricas, además de llegar a escribir estando sonámbulo.

No obstante, su mayor encuentro con el mundo paranormal tuvo lugar cuando tenía cinco años, tal y como explica en su obra autobiográfica “Recuerdos del Tiempo Viejo”. En la casa había una habitación de la que estaba prohibido hablar y que nunca se abría, salvo cuando las criadas accedían a ella para abrir la ventana y permitir que el aire entrase a su interior, cerrando posteriormente la puerta. No obstante, en una ocasión una de las criadas olvidó cerrar la puerta con llave por lo que Zorrilla, lleno de curiosidad, entró. En aquella habitación vio, según su descripción, sentada en el sillón a una señora de cabello empolvado, encajes en los puños y ancha falda de seda verde a quien él no había visto antes. La mujer le hizo señas para que se acercase a ella, lo que el poeta hizo. La mujer le cogió de la mano y le acarició el cabello mientras decía con voz suave que era su abuela paterna, la cual había fallecido antes de que el poeta naciese. Para José Zorrilla aquel encuentro fue real y pudo sentir realmente el contacto de aquellas manos que le llenaron el cuerpo de calidez.
En el mismo libro, Zorrilla relata que, cuando tenía alrededor de doce años fue a Torquemada, pues allí se encontraba la casa en la que nació su padre. Se encontraban los dos en el desván cuando Zorrilla encontró cubierto de polvo el retrato de una mujer. Aquella mujer, de nombre Nicolasa, fue la anciana que se presentó como su abuela.

Tras aquel suceso, José Zorrilla no volvió a encontrarse con su abuela, o al menos no lo quiso dejar reflejado en su obra.

Tras la muerte del poeta en 1893, el Ayuntamiento de  Valladolid adquirió el inmueble para convertirlo en un museo, habilitándose la planta baja como biblioteca.

Se conservaron varios muebles originales del poeta, como el escritorio en el que murió mientras escribía.
Además, es posible encontrar la máscara funeraria del autor, que se utilizó para la realización del monumento al poeta que se encuentra en la Plaza de Zorrilla de dicha localidad.
Pero los problemas comenzaron en 2007 cuando, tras la remodelación del museo, se decidió quitar la habitación de la abuela Nicolasa del circuito de visitas. En ese momento, según el testimonio de diversos empleados, diferentes fenómenos inexplicables se desarrollaron: las luces se encendían y se apagaban solas, los proyectores con los que se enseñan videos informativos a las visitas se ponían en marcha, algunos muebles se movían, los cajones se abrían, algunos espejos se rompían y varios objetos desaparecían.
Tal fue la desesperación de los trabajadores de la Casa de Zorrilla que pidieron que esa habitación volviese a ser parte del recorrido turístico de la casa. Tras conseguirlo, los inexplicables sucesos dejaron de desarrollarse.

Actualmente, aunque esta habitación atrae a muchos turistas que esperan poder ser testigos de la manifestación de la abuela Nicolasa, no se han vuelto a producir hechos paranormales. No obstante, quizás la abuela de José Zorrilla sigue allí, observando en silencio a quienes deciden visitar su habitación.

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