lunes, 16 de abril de 2018

EL BAÚL DEL MONJE


En el número 10 de la calle Marqués del Monasterio, en Madrid, se ubicaba “El Baúl del Monje” una tienda de antigüedades que fue foco de los ataques de un poltergeist.
A finales de la década de los 90 en este lugar comenzaron a producirse una serie de acontecimientos extraños.

Ángela y Noel, los propietarios del negocio, relataron los diferentes sucesos inexplicables que habían vivido. Al principio, eran sucesos asilados a los que preferían quitar importancia. Un día, mientras organizaban la tienda, un velón que tenían encima del mostrador se encendió solo. En otra ocasión, Noel tiró a la basura una cabeza de carnero, la cual encontraron poco después en la puerta del local. Pero los sucesos que más se repetían eran las materializaciones y desmaterializaciones de objetos, los cuales cambiaban de habitación sin que nadie los moviese, y la sensación de que la temperatura sufría un brusco descenso. Las lámparas se movían solas, los grifos se abrían solos, o la vajilla se estrellaba contra el suelo, surgía olor a podrido en algunas habitaciones, y en el interior de uno de los armarios olía a pelo quemado.
Pero esos fenómenos no fueron presenciados solamente por el matrimonio, pues varios clientes fueron testigos de dichos sucesos, ante los cuales huían de la tienda al no haber una explicación razonable para que comenzasen a caer objetos sin motivo aparente. Así mismo, en la parte trasera de la tienda, Ángela impartía clases de restauración, y los alumnos fueron testigos de algunos de estos fenómenos. Además, los vecinos y el portero del inmueble donde el local se situaba dieron testimonio de escuchar voces y ruidos en la tienda, lo que les hacía pensar que alguien trabajaba allí a altas horas de la noche, pero cuando estos ruidos se producían, el matrimonio se encontraba en su domicilio, lejos de la tienda.

Los sucesos se tornaron más violentos y siempre parecían ocurrir a la misma hora. Por ese motivo, en varias ocasiones el matrimonio cerraba la tienda para cenar y regresaban para ver qué había sucedido. En una de esas ocasiones, al regresar a la tienda los vasos con agua que habían dejado para mantener la humedad de la madera de los muebles, salieron despedidos contra unas esculturas romanas.

Tal fue la fuerza de esos sucesos que el grupo paranormal Hepta decidió investigar lo que sucedía. Tales sucesos fueron descritos como agresivos, de gran intensidad y muy frecuentes. Por ello se llegó a la conclusión de que se trataba de la actividad de un “poltergeist”, al que definieron como "una fuerza que no se ve, actuando con violencia y desafiando todas las leyes de la física". El equipo de investigadores presenció cómo un objeto cayó con violencia desde el techo contra una mesa. Tal fue la fuerza del impacto que, de haber golpeado a alguno de los allí presentes, hubiese provocado graves heridas. Así mismo, fueron testigos de cómo diversos objetos, como sillas, salían despedidas de un punto a otro de la tienda.
Uno de los investigadores utilizó un magnetómetro, no siendo capaz de percibir ningún tipo de campo electromagnético en un punto de la tienda, lo cual es imposible ya que la Tierra está cruzada por varios campos electromagnéticos.

Con el tiempo la intensidad de los fenómenos se fue reduciendo hasta, finalmente, desaparecer. No obstante, los propietarios abandonaron el local pues la presencia del poltergeist afectó negativamente a sus ventas.

Actualmente se desconoce cuál fue el origen de dicha actividad paranormal, aunque se existen tres teorías diferentes. La primera asegura que se trata de un abogado que, varios años atrás, murió intoxicado por el humo de un incendio que se produjo en el edificio al quedarse dormido mientras fumaba. La segunda teoría explica que los fenómenos fueron producidos por un objeto maldito que se encontraba en la tienda de antigüedades. Por último, una investigadora del grupo Hepta considera que el causante de tal inexplicable actividad es el propietario, pues se constató que cuando el hombre estaba nervioso los ruidos y el movimiento de objetos eran mucho más frecuentes y violentos.

Sea cual sea la verdad, el Baúl del Monje será siempre conocido por su constante actividad paranormal y el poltergeist que allí habitaba.

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