En el
número 10 de la calle Marqués del Monasterio, en Madrid, se ubicaba “El Baúl
del Monje” una tienda de antigüedades que fue foco de los ataques de un
poltergeist.
A
finales de la década de los 90 en este lugar comenzaron a producirse una serie
de acontecimientos extraños.
Ángela
y Noel, los propietarios del negocio, relataron los diferentes sucesos
inexplicables que habían vivido. Al principio, eran sucesos asilados a los que
preferían quitar importancia. Un día, mientras organizaban la tienda, un velón
que tenían encima del mostrador se encendió solo. En otra ocasión, Noel tiró a
la basura una cabeza de carnero, la cual encontraron poco después en la puerta
del local. Pero los sucesos que más se repetían eran las materializaciones y
desmaterializaciones de objetos, los cuales cambiaban de habitación sin que
nadie los moviese, y la sensación de que la temperatura sufría un brusco
descenso. Las lámparas se movían solas, los grifos se abrían solos, o la
vajilla se estrellaba contra el suelo, surgía olor a podrido en algunas
habitaciones, y en el interior de uno de los armarios olía a pelo quemado.
Pero
esos fenómenos no fueron presenciados solamente por el matrimonio, pues varios
clientes fueron testigos de dichos sucesos, ante los cuales huían de la tienda
al no haber una explicación razonable para que comenzasen a caer objetos sin
motivo aparente. Así mismo, en la parte trasera de la tienda, Ángela impartía
clases de restauración, y los alumnos fueron testigos de algunos de estos
fenómenos. Además, los vecinos y el portero del inmueble donde el local se
situaba dieron testimonio de escuchar voces y ruidos en la tienda, lo que les
hacía pensar que alguien trabajaba allí a altas horas de la noche, pero cuando
estos ruidos se producían, el matrimonio se encontraba en su domicilio, lejos
de la tienda.
Los
sucesos se tornaron más violentos y siempre parecían ocurrir a la misma hora.
Por ese motivo, en varias ocasiones el matrimonio cerraba la tienda para cenar
y regresaban para ver qué había sucedido. En una de esas ocasiones, al regresar
a la tienda los vasos con agua que habían dejado para mantener la humedad de la
madera de los muebles, salieron despedidos contra unas esculturas romanas.
Tal
fue la fuerza de esos sucesos que el grupo paranormal Hepta decidió investigar
lo que sucedía. Tales sucesos fueron descritos como agresivos, de gran
intensidad y muy frecuentes. Por ello se llegó a la conclusión de que se
trataba de la actividad de un “poltergeist”, al que definieron como "una
fuerza que no se ve, actuando con violencia y desafiando todas las leyes de la
física". El equipo de investigadores presenció cómo un objeto cayó con
violencia desde el techo contra una mesa. Tal fue la fuerza del impacto que, de
haber golpeado a alguno de los allí presentes, hubiese provocado graves
heridas. Así mismo, fueron testigos de cómo diversos objetos, como sillas,
salían despedidas de un punto a otro de la tienda.
Uno de
los investigadores utilizó un magnetómetro, no siendo capaz de percibir ningún
tipo de campo electromagnético en un punto de la tienda, lo cual es imposible
ya que la Tierra está cruzada por varios campos electromagnéticos.
Con el
tiempo la intensidad de los fenómenos se fue reduciendo hasta, finalmente,
desaparecer. No obstante, los propietarios abandonaron el local pues la
presencia del poltergeist afectó negativamente a sus ventas.
Actualmente
se desconoce cuál fue el origen de dicha actividad paranormal, aunque se
existen tres teorías diferentes. La primera asegura que se trata de un abogado
que, varios años atrás, murió intoxicado por el humo de un incendio que se
produjo en el edificio al quedarse dormido mientras fumaba. La segunda teoría
explica que los fenómenos fueron producidos por un objeto maldito que se
encontraba en la tienda de antigüedades. Por último, una investigadora del
grupo Hepta considera que el causante de tal inexplicable actividad es el
propietario, pues se constató que cuando el hombre estaba nervioso los ruidos y
el movimiento de objetos eran mucho más frecuentes y violentos.
Sea
cual sea la verdad, el Baúl del Monje será siempre conocido por su constante
actividad paranormal y el poltergeist que allí habitaba.
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